El 3 de diciembre
se conmemora el día internacional por el no uso de plaguicidas
Día
en que se hace un llamado
de atención, especialmente a las autoridades, sobre los graves
problemas sanitarios y ambientales que genera el uso de agrotóxicos
a nivel global y nacional. Los impactos en salud humana por exposición
a plaguicidas cancerígenos y alteradores del sistema endocrino
son particularmente preocupantes en las mujeres y niñas, sobre
lo cual alertan especialistas en salud y miembros de las sociedades
de Endocrinología.
El 3 de diciembre
es una conmemoración que fue establecida por las 400 organizaciones
miembros de la Red de Acción en Plaguicidas, PAN Internacional
(Pesticide Action Network) en memoria de más de 500.000 personas
intoxicadas y más de 16.000 personas fallecidas esa noche en
Bophal, India, en 1984, debido al escape de 27 toneladas del gas tóxico
metil isocianato, utilizado por la transnacional agroquímica
Union Carbide para fabricar plaguicidas. Actualmente, más de
100.000 personas sufren enfermedades crónicas producto de esta
catástrofe. Los muertos llegan a más de 25.000.
Desde que
se impuso la agricultura de monocultivos con uso intensivo de agrotóxicos,
especialmente de Plaguicidas Altamente Peligrosos, las intoxicaciones,
efectos crónicos y muertes son recurrentes. Además se
ha contaminado el aire, suelos, aguas y alimentos causando profundos
desequilibrios en los ecosistemas, graves impactos en la biodiversidad,
deforestación y pérdida de la fertilidad de los suelos.
En toda América Latina, Uruguay no escapa de esta realidad, se
reporta la muerte masiva de abejas y polinizadores por neonicotinoides
y por el uso indiscriminado de plaguicidas en los diferentes cultivos.
El mayor
costo social son las muertes y las intoxicaciones agudas y crónicas
que afectan a trabajadores/as agrícolas y a la población
expuesta a plaguicidas. Sin embargo no se ha prestado atención
a los impactos de carácter crónico derivados de la exposición
a plaguicidas. Las mujeres y las niñas tienen una particular
vulnerabilidad a plaguicidas que alteran la función endocrina,
como es el caso de los insecticidas; clorpirifos, captan, cipermetrina,
tebuconazole, lambdacialotrina, amplaimente utilizados ampliamente en
Uruguay, causan daño al desarrollo neurológico, deterioro
reproductivo, cánceres y defectos de nacimiento. Las mujeres
son particularmente vulnerables durante las etapas críticas del
desarrollo: en el útero, la primera infancia, la adolescencia,
el embarazo, la lactancia y la menopausia.
Situación
en Uruguay
De acuerdo
a un artículo
periodístico publicado en agosto 2017, “La doctora
Laura Taran de la Unidad de Toxicología Laboral y Ambiental,
coautora del estudio “Intoxicaciones
por plaguicidas agrícolas y veterinarios en el Uruguay”
divulgado en 2013, analizó los casos de intoxicaciones registrados
entre enero de 2002 y diciembre de 2011. Taran analiza ahora los casos
de 2015. “No hay mucha variación”, se adelanta a
decir. En los diez años transcurridos entre 2002 y 2011, y también
en 2015, hubo alrededor de 300 casos de intoxicación por plaguicidas
por año. La tasa a nivel nacional se sitúa en 7,9 casos
cada 100.000 habitantes, similar a lo que ocurre en la región.
Hay grandes diferencias al interior de nuestro territorio: en la década
estudiada, los departamentos de Rocha, Soriano, Lavalleja y Florida
presentaron altas tasas (entre 14,19 y 17,16 casos cada 100.000 habitantes)”.
El artículo
de prensa continúa diciendo que, “Las intoxicaciones pueden
ser voluntarias (suicida y homicida) e involuntarias (accidentales,
laborales y ambientales). Entre 2002 y 2011 hubo 2.602 casos de intoxicación
por plaguicidas. De ellos, la cuarta parte fueron suicidios o intentos
de autoeliminación (25,9%) y hubo un solo caso de intento de
homicidio.
La mayoría
de las intoxicaciones fueron no intencionales. Dentro de ese grupo sobresalieron
los casos laborales (35,9%), les siguieron los accidentales (25,7%)
y los de contaminación ambiental (2,8%). Los casos de intoxicación
por “desvío de uso” ocupan una buena proporción
(6,1%) y se dan cuando se utiliza para el control de la pediculosis
o la sarna en humanos, un producto que está registrado para uso
veterinario o agrícola.”
En la década
mencionada, la cipermetrina –insecticida de uso agrícola
y veterinario– encabezó la lista de principios activos
que provocaron intoxicación (365 casos). Le siguieron el glifosato
(271 casos) y el diazinon (253 casos), insecticida organofosforado de
uso veterinario que es (mal) usado para combatir la pediculosis en niños.
El clorpirifos, insecticida organofosforado de uso agrícola,
provocó en la década 126 intoxicaciones. La lista de principios
activos es larga. Si se agrupan según el uso, el primer lugar
lo ocupan los insecticidas, les siguen los ectoparasiticidas (veterinarios)
y luego los herbicidas. Los casos de intoxicación por herbicidas
fueron los únicos que aumentaron en la década estudiada.
En el período no se dieron casos fatales por intoxicaciones laborales;
hubo 50 fallecimientos, 82% de las cuales fueron suicidios.”
Glifosato
en Uruguay
Es uno de
los herbicidas más usados en nuestro país, en marzo de
2015, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el
Cáncer (IARC), de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) clasificó al glifosato como “probable cancerígeno
para los seres humanos”. El glifosato se utiliza ampliamente en
todo el mundo, pero sobre todo en los cultivos transgénicos resistentes
a este herbicida, como es el caso de la soja transgénica, siendo
en este momento el que ocupa la mayor extensión de hectáreas
cultivadas.
Efectos
en el ambiente: muerte de abejas
Entre el
23 y el 30 de agosto de este año, fueron alrededor de dos mil
las colmenas afectadas en el litoral oeste del país, departamentos
de Salto y Paysandú, por el uso de un potente insecticida. Los
insecticidas fueron utilizados para obtener cítricos sin semillas,
que son exportados, con el objetivo de atender el “deseo”
de los consumidores del norte, nosotros nos quedamos con los impactos
negativos ecológicos, y además económicos, en el
sector apícola.
Seguramente
esta situación es un muy buen negocio para las empresas exportadoras
de cítricos, pero, ¿será esto un buen negocio para
el país? La evaluación la debería de hacer el Estado
y la comunidad política.
La muerte
de las abejas ha sido un hecho que se ha repetido año tras año,
debido al uso de plaguicidas e insecticidas de la familia de los neonicotinoides,
que actúan en el sistema nervioso central de los insectos, como
son el clotianidina, imidacloprid, tiametoxam y el fipronil, todos autorizados
y usados ampliamente en nuestro país.
Sin embargo
no solo los insecticidas han impactado económicamente el sector
apícola, en este contexto cabe resaltar que Alemania pasó
de comprar 90% de la producción de miel uruguaya a sólo
15%, debido al glifosato
Importaciones
de plaguicidas en aumento
Los últimos
años nuestro país ha tenido un aumento sustancial del
uso de los agrotóxicos, dado que la extensión agrícola
y forestal es cada vez mayor, y aún mayor lo será si se
aprueba la segunda planta de celulosa de UPM.
En
busca de otro modelo
Por último
queremos valorar el trabajo que en Uruguay hacen los productores/as
agricultores orgánicos y agroecológicos, diferentes movimientos
sociales, y miembros de asociaciones civiles que se oponen a un modo
de producción agrícola contaminante y extractivista.
A todos
los que abogan por la instauración de sistemas y comunidades
agroecológicas y contra la expansión de los monocultivos
y su paquete de plaguicidas y agrotóxicos asociado, los invitamos
a enriquecer y acrecentar nuestras acciones en este 3 de diciembre.
Por una agricultura
que contribuya a enfrentar el cambio climático y a proteger la
salud de la población uruguaya con cultivos agroecológicos
y semillas libres de plaguicidas, patentes y transgénicos.
Solicitamos
que se prohíba el uso de plaguicidas Alteradores del Sistema
Endocrino (EDCs por sus siglas en inglés), los reconocidos como
cancerígenos y de la categoría de Plaguicidas Altamente
Peligrosos, por sus efectos agudos y crónicos (según la
OMS y FAO).
Necesitamos
políticas públicas preventivas que apoyen la producción
orgánica y agroecológica para avanzar hacia sistemas alimentarios
inclusivos, con producción de alimentos saludables y protección
de las y los trabajadores agrícolas, consumidores, abejas y polinizadores,
flora, fauna y ecosistemas.
RAPAL Uruguay
3 diciembre 2017