16
de octubre - Día
Mundial de la Alimentación
años
anteriores; 2006 - 2005 -
2004 - 2003
Derecho
a la alimentación versus soberanía territorial
Comunicado
de RAPAL Uruguay en el Día
Mundial de la Alimentación 2007
La
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 fue la primera
en reconocer el derecho a la alimentación como un derecho humano.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) celebra cada año el Día Mundial
de la Alimentación el 16 de octubre, fecha en que fue fundada
la Organización en 1945. El tema del Día Mundial de
la Alimentación para 2007 es "Derecho a la alimentación".
El
derecho a la alimentación es un derecho humano inherente a
toda mujer, hombre, niña o niño, independientemente
de dónde vivan en el planeta.
Nuestro
planeta produce alimentos suficientes para alimentar adecuadamente
a toda su población. Sin embargo millones de personas diariamente
no tienen alimentos o si los tienen no son suficientes para satisfacer
sus necesidades. Otros millones de personas comen mucho más
de lo que realmente necesitan y miles de toneladas de alimentos se
desperdician diariamente. Esta situación es a todas luces injusta.
En
la Cumbre Mundial sobre Alimentación, celebrada en 1996, los
Jefes de Estado y de Gobierno reafirmaron “el derecho de toda
persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, en consonancia
con el derecho a una alimentación apropiada y con el derecho
fundamental de toda persona a no padecer hambre”. Asimismo,
se comprometieron a implementar este derecho en su totalidad y a realizarlo
de manera gradual con el fin de garantizar la seguridad alimentaria
para todos.
Lamentablemente
estas declaraciones van en sentido totalmente contrario con la realidad
que mundialmente estamos viviendo: los alimentos suben de precio y
cada vez menos personas tienen acceso a ellos y si logran tenerlo
en muchos casos no son NI SANOS y NI NUTRITIVOS como la declaración
lo formula.
La
mayoría de los alimentos producidos mundialmente vienen acompañados
con el paquete tecnológico de fertilizantes, agrotóxicos
y en los últimos diez años se han incorporado las semillas
manipuladas genéticamente, diseñadas para ser usadas
con herbicidas e insecticidas y en algunos casos con ambos. A esto
se agrega que muchos de los alimentos procesados tienen como ingrediente
soja y/o maíz manipulado genéticamente. ¿No será
tiempo de discernir si estos alimentos son sanos y nutritivos?
La
producción de alimentos se ha convertido en una industria más,
donde el derecho a la alimentación no es tomado en cuenta:
lo que importa es producir para ganar. Con este concepto se esta promoviendo
a nivel mundial el cultivo de alimentos para producir agrocombustibles,
o sea que nuestras tierras en vez de producir alimentos para las personas
producirán alimentos para alimentar automóviles. ¿Será
éste un nuevo derecho firmado por los Jefes de Estado y de
Gobiernos para proteger la industria automotriz y los agronegocios?
Derecho
a la alimentación en nuestro país
El
40% de la población infantil vive bajo la línea de la
pobreza y sufre algún grado de desnutrición. Sin embargo,
en estos últimos años la producción de alimentos
ha aumentado sustancialmente, y junto a ella aumenta la exportación
a los países del norte. La industria agropecuaria cada vez
está más dirigida a producir para exportar y el consumir
alimentos como la carne se convierte en un privilegio para pocos.
Parece insólito que esto esté ocurriendo en un país
como Uruguay, productor de carne y que hasta hace pocos años
atrás ésta era parte central de la dieta diaria de l@s
uruguay@s.
La
producción agrícola se ha expandido notoriamente con
la soja transgénica, que cada día ocupa más espacio
desplazando a otros cultivos y ocupando tierras que se encontraban
con pasturas naturales, tal como también ha pasado con el modelo
forestal. Estas dos industrias han funcionado bajo el mismo modelo,
resultando en la extranjerización y concentración de
la tierra, en la contaminación de aguas, en degradación
de suelos y en una sociedad rural empobrecida y expulsada de sus tierras.
Para
profundizar aún más este modelo, ahora el gobierno impulsa
y promueve la producción agrícola para agrocombustibles.
Frente a este nuevo proceso, nada se dice sobre el derecho que tiene
cada persona a la alimentación y que este derecho se hipoteca
más cada día con la ocupación de tierras para
la producción de agrocombustibles.
El
derecho a la alimentación requiere de medidas concretas: protección
de nuestros suelos, agua, semillas y la salud de nuestra gente. Solo
así se podrá cumplir con este derecho humano que es
la alimentación. Es rol del estado impedir que nuestra soberanía
alimentaria se vea afectada y ello requiere en primer lugar que nuestras
tierras y aguas no sean vendidas al mejor postor.
Nuestras
tierras no nos pertenecen; las hemos tomado prestadas de nuestros
hij@s y si creemos que el derecho alimentación es un derecho
humano debemos de protegerlas.
Invitamos
a las autoridades y a la sociedad en general a tomar conciencia sobre
la importancia de conservar nuestros recursos naturales. El Derecho
a la Alimentación solo será posible si nuestra Soberanía
Territorial está protegida y si suelos, agua, semillas y trabajo
son destinados a la producción de alimentos. El Derecho a la
alimentación solo será real si se trabaja por él.
RAPAL
Uruguay
16 de octubre 2007
2006
Invertir
para alimentar o para enriquecer las multinacionales
La Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO) celebra cada año el Día Mundial de la Alimentación
el 16 de octubre, fecha en que fue fundada la Organización
en 1945. El tema del Día Mundial de la Alimentación
para el 2006 es "Invertir en la agricultura para lograr la seguridad
alimentaria".
Si se desea impulsar
la inversión en la agricultura para lograr la seguridad alimentaria,
primero hay que determinar para quien está dirigida esta “seguridad”
y que agricultura se promueve.
Cuando hablamos de
seguridad alimentaria no podemos dejar de lado el concepto de soberanía
alimentaria, entendiendo por esto el derecho que cada país
tiene de producir los alimentos básicos para su población
partiendo de una producción local y nacional, respetando la
diversidad productiva y cultural. Ésta se traduce en la capacidad
de autoabastecimiento, primero de la unidad familiar, luego de la
localidad y por último del país, mediante el control
del proceso productivo, de manera autónoma.
Para garantizar la
soberanía alimentaria, es necesario que haya una promoción
y recuperación de las prácticas y tecnologías
tradicionales, que aseguren la conservación de la biodiversidad
y la protección de la producción local y nacional, pero
para que esto sea posible es necesario garantizar el acceso al agua,
la tierra y los recursos genéticos, entendiendo por esto las
semillas.
Uruguay produce alimentos
más que suficientes para alimentar a toda su población.
Sin embargo en la práctica el 56% de los niños están
viviendo bajo la línea de la pobreza y aumentan los niveles
de desnutrición y de anemia. Esto quiere decir que no todos
los uruguayos pueden acceder a los alimentos, pero no porque estos
sean insuficientes, sino por no existir una distribución justa
de los mismos. Mientras se exportan miles de toneladas de carne, por
ejemplo, la gente no dispone de recursos para acceder a esa misma
carne.
La realidad de Uruguay
no es tan distinta a la de muchos países del mundo, donde no
es por falta de producción de alimentos que muchos niños
como los nuestros no tienen para alimentarse. Entonces no basta con
impulsar el lema de "Invertir en la agricultura para lograr la
seguridad alimentaria", sino que hay que ver en manos de quién
está la promoción y la inversión en la agricultura
y para quién está dirigida esa producción.
La agricultura que
se pretende impulsar ahora es la misma que se impulsó en los
años 50 con la mal llamada “Revolución verde”.
Las semillas locales fueron sustituidas por semillas híbridas
y éstas estuvieron acompañadas por un paquete tecnológico
que obligó a los productores a perder cada año sus semillas
y a tener que comprar grandes cantidades de insumos externos (fertilizantes
químicos, agrotóxicos) y maquinarias, trayendo consigo
una destrucción del medio ambiente (suelo, agua, flora, fauna)
y la pérdida paulatina de la semilla, elemento básico
de la soberanía alimentaria.
En los últimos
años, muchas han sido las amenazas contra nuestra seguridad
y soberanía alimentaria. Entre ellas se cuentan la extranjerización
y concentración de la tierra, la utilización de amplias
áreas del territorio para monocultivos de eucaliptos y pinos,
y en los años recientes la introducción de los cultivos
transgénicos (soja y maíz) acompañada de sus
respectivos agrotóxicos, que han contaminado aún más
las aguas, suelos y la salud de la gente. En resumen, una apropiación
de los recursos naturales y de la vida, no para producir alimentos
para la población local, sino para exportar.
Es totalmente contradictorio
con la seguridad y soberanía alimentaria que en las zonas rurales
la pobreza sea cada vez mayor. La explicación de esto radica
en que el tipo de agricultura que se ha impulsado está basada
en grandes monocultivos que expulsan a los pequeños productores
de sus tierras y donde cada vez aparecen más sociedades anónimas
invirtiendo en este tipo de cultivos, tanto forestales como agrícolas.
Por lo tanto, debemos
preguntarnos qué significa "Invertir en la agricultura
para lograr la seguridad alimentaria". Es necesario preguntar
para quien y para qué sería esa inversión y que
la misma no esté basada en el mismo modelo de la “Revolución
Verde”, cuyos resultados no fueron los proclamados de “acabar
con el hambre del mundo”. Por el contrario, dicho modelo generó
más pobreza y pérdida de los recursos naturales, empezando
por las semillas, continuando con el agua, los suelos y la salud de
la gente y fortaleciendo el control de la vida por los grandes multinacionales.
En nuestro país,
lo que hace falta no es tanto "Invertir en la agricultura para
lograr la seguridad alimentaria", sino dejar de invertir en monocultivos
agrícolas y forestales de exportación, que están
afectando tanto nuestra seguridad y soberanía alimentaria como
nuestros recursos naturales. La seguridad y la soberanía alimentaria
solo serán posibles si impedimos que las grandes multinacionales
continúen apoderándose de nuestros recursos naturales
y si promovemos la inversión en otro tipo de agricultura, social
y ambientalmente adecuada, que asegure alimentos abundantes, accesibles
y sanos para toda la población
Día
Mundial de la Alimentación 2005
"Agricultura
y diálogo de culturas" es el lema elegido para
el Día Mundial de la Alimentación en este año,
lema que recuerda la contribución de las diferentes culturas
a la agricultura mundial.
A través de la historia, el intercambio de cultivos y animales
ha enriquecido los hábitos alimentarios de las diferentes culturas.
Por ejemplo, la papa, se introdujo en Europa del Norte desde América
del Sur en el Siglo XVI. El maíz, originario de América
Latina, ha permitido alimentar a gran parte de la población del
mundo. El intercambio de distintos cultivos ha ayudado a las distintas
culturas a una transmisión de conocimiento.
Sin embargo, cada país tiene sus propios alimentos que les han
permitido alimentarse y mantener la libertad de cultivar especies adaptadas
a las condiciones ambientales y climáticas de cada región.
Para poder alimentarse cada pueblo ha debido mantener la libertad de
cultivar especies adaptadas a las condiciones ambientales y climáticas
de cada región. Así, los pueblos se alimentan con cultivos
que les son propios.
Lamentablemente, la diversidad de estos alimentos se ve muy amenazada
con la introducción de los cultivos transgénicos. A partir
de 1998 en Uruguay se han introducido estos cultivos y a la fecha existen
la soja y el maíz transgénico, que poco a poco han ido
desplazando cultivos como el trigo y la cebada y traído consecuencias
serias ya que:
- son cultivos que utilizan amplias áreas de tierras fértiles
en forma de monocultivos a gran escala, ocupando suelos antes dedicados
a la producción agropecuaria tradicional.
- son básicamente cultivos de exportación y no de consumo
humano directo, ya que el objetivo es venderlos como ración para
animales en otros países, pero que también se nos han
impuesto en nuestra dieta diaria, a través de la lecitina de
soja que se encuentra en alimentos procesados y de las mal llamadas
carne y leche de soja.
- son cultivos que necesitan enormes cantidades de agrotóxicos
altamente contaminantes tanto para la salud de la gente como para el
medio ambiente.
- son cultivos que resultan en la entrega de nuestra soberanía
alimentaria, ya que quienes van a decidir qué vamos a comer y
qué se va a cultivar son las multinacionales que producen las
semillas transgénicas (Monsanto y Syngenta, entre otras), que
a su vez son las mismas que producen los agrotóxicos.
- son cultivos que NO acabarán con el hambre, ya que su principal
objetivo es la exportación y la generación de ganancias
por parte de las multinacionales que han patentado los transgénicos.
para las multinacionales que los han patentado
Los cultivos transgénicos como los monocultivos forestales son
parte de un mismo modelo exportador; ambos han desplazado a la agricultura
y a la ganadería utilizando tierras aptas para producir alimentos.
Aseguremos nuestros alimentos, protegiendo nuestra cultura alimentaria
¡NO
MÁS TRANSGÉNICOS Y NO MÁS FORESTACIÓN!
¡QUEREMOS ALIMENTOS SANOS Y AMBIENTE SANO PARA TODOS!
RAP-AL
(Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América
Latina) Uruguay
E.mail:rapaluy@chasque.net
http://www.chasque.net/rapaluy/
Colectivo
Bioptimistas
E.mail: bioptimistas@riseup.net
2004
Alimentemos
al Mundo sin Plaguicidas y Transgénicos - por María Elena
Rosas
El
16 de octubre de cada año la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO) celebra el Día Mundial de la Alimentación. Este
año el lema es "La biodiversidad al servicio de la
seguridad alimentaria". De esta forma se busca destacar la importancia
de la biodiversidad para asegurar
a todas las personas el acceso sostenible a alimentos diversificados
de alta calidad que permitan una vida
saludable.
La
FAO estima que en los últimos 100 años se han perdido
unas tres cuartas partes de la diversidad
genética agrícola y cerca de un tercio de las especies
animales corren peligro de extinción o ya han
desaparecido. La pérdida de la biodiversidad a nivel mundial
significa comprometer seriamente la seguridad
alimentaria presente y futura, debido a que la oferta de alimentos se
vuelve más vulnerable.
Sin
embargo, la preocupación de la FAO por este tema de primordial
importancia para toda la humanidad
debería expresarse también en una fuerte autocrítica.
Uno de los factores relevantes que han influido en la
pérdida de diversidad es la introducción de la mal llamada
“revolución verde”, promocionada desde hace
décadas por la FAO. Con la pretensión de solucionar el
hambre en el mundo, se introdujo en
prácticamente todo el planeta la “agricultura convencional”
dotada de un paquete tecnológico compuesto
de maquinaria, semillas híbridas y, principalmente, plaguicidas
y fertilizantes químicos. Un contundente
negocio para la poderosa industria química, convertida ahora
en un grupo cada vez más reducido de
grandes corporaciones trasnacionales que dominan toda la cadena agroalimentaria
a nivel global.
Los
monocultivos agrícolas y el uso de plaguicidas han traído
consecuencias nefastas para la fertilidad de
los suelos y la sanidad de la tierra. La falta de vitalidad de los suelos,
por reducción de la vida y la pérdida
del equilibrio natural, ha llevado a los agricultores a usar mayor cantidad
de plaguicidas y fertilizantes
químicos, logrando una mayor producción al corto plazo,
pero a expensas de la estructura del suelo, de la
biodiversidad y de la pureza del ambiente.
Los
plaguicidas son biocidas, es decir, actúan en todos los organismos
vivos. En el campo, al exterminar
en forma generalizada toda clase de seres vivos -entre ellos, insectos
y especies altamente benéficas para
el control natural o biológico-, provocan inevitablemente mayor
desequilibrio, además de contaminar los
ecosistemas.
Este
verdadero arsenal químico usado en la agricultura va a dar sucesivamente
a los cursos de agua, a las
napas subterráneas, al mar, a la atmósfera, a los suelos,
a nuestra mesa y al ser humano, a través de los
alimentos y de la leche materna, con el consiguiente riesgo para la
salud.
La contaminación
de los alimentos con residuos de plaguicidas puede causar serios trastornos
en
los sistemas inmunológico, reproductivo y nervioso, además
de enfermedades como cáncer, entre otras.
La Academia de Ciencias de Norteamérica, a solicitud de la Agencia
de Protección Ambiental (EPA),
publicó en 1987 un informe en el que señala que en el
curso de los próximos setenta años los
norteamericanos corren el riesgo de desarrollar más cánceres
debido a la presencia en los alimentos de 28
plaguicidas reconocidos como cancerígenos.
Posteriormente,
la FAO reconoció que el uso de plaguicidas, en especial los organoclorados,
organafosforados y carbamatos, está generando problemas en la
salud y el ambiente. Por consiguiente, ha
recomendado a los fabricantes de agrotóxicos retirar del mercado
“los plaguicidas que representen un
riesgo inaceptable para las personas y el ambiente”.
Sin
embargo, la FAO promueve en la actualidad una nueva revolución
verde. Esta vez con biotecnología y
transgénicos de las mismas corporaciones transnacionales que,
en el marco de la economía globalizada,
externalizan los altos costos ambientales y de salud que provocan sus
actividades contaminantes. Hasta
ahora, estas corporaciones responsables de la pérdida de biodiversidad,
de graves intoxicaciones agudas y
crónicas, y de muertes de niños y adultos, han quedado
impunes.
La experiencia
demuestra que el camino que conduce a la seguridad y a la sanidad de
los alimentos, a la
soberanía alimentaria, no pasa por estas corporaciones y “revoluciones
verdes”, sino por el desarrollo de
una agricultura socialmente justa y ambientalmente sostenible, como
es el manejo agroecológico de suelos
y plagas.
Mientras,
más de 840 millones de personas siguen padeciendo hambre en el
mundo y son muchas más
aún las que sufren carencias de micronutrientes. Una justa redistribución
del ingreso y una adecuada
protección de la biodiversidad son cruciales para alcanzar el
objetivo de alimentar a la humanidad en forma
sustentable. Y eso sólo será posible en un mundo sin plaguicidas
y transgénicos.
Red
de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América
Latina
Santiago de Chile, 16 de octubre de 2004.
2004
Colectivo
Bioptimistas y RAP-AL les invitan a participar de una actividad que
se llevará a cabo en la Plaza Matriz a partir de la hora 10,
el 16 de Octubre de 2004.
Reproducimos el
texto de convocatoria:
Cada
16 de octubre se festeja el Día Mundial de la Alimentación
y este año se realiza bajo el lema de "la biodiversidad
al servicio de la seguridad alimentaria", entendiendose por tal
la capacidad de todas las
personas al acceso físico y económico a suficientes alimentos
inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y
sus preferencias a fin de llevar una vida activa y sana.
En
ese contexto, queremos resaltar que una de las principales amenazas
que atentan contra la diversidad biológica y la seguridad alimentaria,
es la introducción de cultivos transgénicos, dado que:
- son plantas
modificadas genéticamente que sin esta manipulación jamás
se hubiesen cruzado entre sí.
Por ejemplo la introducción de un gen de una bacteria en plantas
de maíz. Al ingerir estas sustancias
nuevas, que no han formado jamás parte de la dieta humana, los
posibles impactos sobre la salud son
impredecibles.
- son cultivos que utilizan amplias áreas de tierras fértiles,
sustituyendo suelos dedicadas a la
producción agropecuaria tradicional, en forma de monocultivos
a gran escala.
-- son básicamente cultivos de exportación y no de consumo
humano directo, ya que el objetivo de
estos es venderlos como ración para animales en otros países,
aunque en nuestro país la soja transgénica es incorporada
como lecitina en una variedad enorme de alimentos.
- son cultivos que en sí ya son plantas-plaguicidas (capaces
de afectar
a especies benéficas) y además van acompañados
por un aumento en la utilización de agrotóxicos.
- son cultivos que resultan en la entrega de nuestra soberanía
alimentaria, ya que quienes van a decidir
qué vamos a comer y qué se va a cultivar son las multinacionales
que producen las semillas
transgénicas (Monsanto y Syngenta), que a su vez son las mismas
que producen los agroquímicos que
las acompañan. De esta manera se fortalece el control sobre la
producción agrícola por parte de
grandes empresas, lo que traería como consecuencia el aumento
del hambre en el mundo.
- son cultivos a través de cuya expansión Uruguay correría
el riesgo de perder la rotulación de "país
natural", con el consiguiente cierre de los mercados que nos compran
productos naturales. Ese peligro
es inminente, ya que en nuestro país ya se está cultivando
soja transgénica y maíz transgénico.
- son cultivos que NO acabarán con el hambre, ya que su principal
objetivo es la exportación y la
generación de ganancias por parte de las multinacionales que
han patentado los transgénicos. Uruguay
no necesita de estos cultivos transgénicos, ya que produce alimentos
más que suficientes para alimentar a toda su población
En nuestro país, el problema no es la falta de alimentos, sino
la posibilidad de acceder a los mismos.
Por
la diversidad biológica para asegurar nuestros alimentos
¡NO MÁS TRANSGÉNICOS!
¡QUEREMOS ALIMENTOS SANOS Y AMBIENTE SANO PARA TODOS!
Colectivo
Bioptimistas y RAP-AL (Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas
para América Latina)
2003
16
de octubre 2003, Montevideo, Uruguay - La explanada de la Universidad
cultiva armonía con el ambiente
Organizaciones
ambientalistas y la asociación de productores orgánicos
del Uruguay celebraron el día de la alimentación en la
explanada de la universidad.
Centenares
de personas se vieron atraídas por la feria orgánica que
se instaló para conmemorar el día de la alimentación.
Los transeúntes tuvieron la posibilidad de conocer los productos
orgánicos a través de su venta y se regalaron lechugas
y acelgas con el objetivo de dar a conocer estos productos cultivados
en forma orgánica y apreciar la diferencia frente a los convencionales.
En
esta oportunidad se entregó información sobre los alimentos
orgánicos, cultivos sin plaguicidas ni fertilizantes químicos
e información sobre cultivos transgénicos. Un grupo de
teatro participó con una danza de la semilla en repudio a los
cultivos transgénicos. La representación teatral ilustró
el proceso de como una semilla natural, que luego de ser manipulada
y convertida en transgénica, es sacada de su entorno, embalada
para la venta (simbolizado con un ataúd), recibe el correspondiente
código de barras y es finalmente vendida como cualquier otra
mercancía.
La
naturaleza es manipulada junto con las personas, sin importar los impactos
ambientales, sociales ni los económicos.
2003
16
de octubre - Día Mundial de la Alimentación: Por una
Alianza Internacional contra el Hambre Trabajando juntos para construir
un mundo sin hambre
Como
todos los años, la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación celebra el 16 de octubre
el Día Mundial de la Alimentación para conmemorar la fecha
en que se fundó en el año 1945. El tema del Día
Mundial de la Alimentación/TeleFood de este año, la Alianza
Internacional contra el Hambre, constituye un llamamiento para pasar
a la acción destinado a alentar a todos a los que preocupa el
problema del hambre a sumar sus esfuerzos y a canalizarlos hacia una
iniciativa común.
A
lo largo de los años, millones de personas han dejado de padecer
hambre. Pero quedan 840 millones de ellas estimagtizadas por el oprobio
de no tener suficiente comida que pueda llevarse a la boca. El objetivo
de reducir a la mitad, para el año 2015, el número de
personas que padecen hambre, aprobado en la Cumbre Mundial sobre la
Alimentación de 1996 y plasmado en los objetivos de desarrollo
del Milenio, sigue estando muy distante.
El
problema es la falta de voluntad política. Muchos países
se han comprometido verbalmente a combatir el hambre, pero pocos han
hecho lo suficiente en la práctica o en la medida necesaria.
Los países deberán esforzarse más por crear el
debido entorno normativo, facilitar la financiación necesaria
y poner en práctica programas que permitan que las personas no
se vean más aquejadas de hambre y pobreza. A tal fin, la comunidad
internacional ha resuelto colaborar en una Alianza Internacional contra
el Hambre.
Una
Alianza permite aunar las fuerzas de diferentes grupos para robustecer
la capacidad de lograr un objetivo común. Esa Alianza se configura
en un marco conceptual que permite a todos los interlocutores trabajar
en colaboración, desde los productores y consumidores de alimentos
hasta las organizaciones internacionales, desde las empresas privadas,
científicos y comunidad universitaria a los particulares, las
entidades religiosas y las organizaciones no gubernamentales. Tienen
también cabida en ella los donantes y los encargados de la adopción
de políticas, tanto de los países ricos como de los países
pobres.
A
medida que va tomando forma esta Alianza, los dirigentes de un número
cada vez mayor de países demuestran la audacia de asignar a la
lucha contra el hambre una de las principales prioridades nacionales,
al admitir que sólo una población bien alimentada puede
participar en el proceso económico y social del país.
La FAO celebra tal audacia e insta a otros dirigentes a que sigan ese
ejemplo.
La
Alianza no prevé la creación de nuevos mecanismos para
luchar contra el hambre. Se han celebrado importantes conferencias que
han impulsado el apoyo de gobiernos y organizaciones internacionales,
y fijado objetivos claros para la labor futura. Una gran variedad de
asociados en el desarrollo emplea técnicas sometidas a la prueba
del tiempo destinadas a potenciar la nutrición y los ingresos.
En cambio, la Alianza fortalecerá el compromiso político
respecto de las iniciativas existentes. Paralelamente ayudará
a los asociados a crear una visión común sobre las medidas
que deban adoptarse y fomentará la cooperación entre los
distintos grupos.
La
Alianza ofrecerá un foro de promoción, fomentará
la labor conjunta de sus miembros y facilitará el intercambio
de información mediante sitios web, boletines e informes sobre
la labor realizada. Los asociados de la Alianza prestarán asistencia
en sus respectivas esferas de competencia, a saber, promoción,
capacitación técnica, asesoramiento en materia de política
y seguimiento de las estrategias de reducción de la pobreza.
Conjuntamente estas actividades contribuirán a atraer un mayor
número de fondos de las instituciones financieras, del sector
privado y de otros donantes.
Si bien todas las partes desempeñan una función en la
Alianza, la principal responsabilidad de alcanzar los objetivos fijados
recae en los países y sus habitantes. Cada país ha de
fijar sus propias metas nacionales por conducto de sus órganos
legislativos y establecer las etapas por las que se ha de avanzar, entre
ellas las de ejecutar programas destinados a quienes padecen hambre.
La
creación de una Alianza Internacional supone el compromiso de
luchar todos juntos con la meta de eliminar el hambre. Las actividades
del Día Mundial de la Alimentación y TeleFood del mundo
entero ayudarán a difundir este mensaje, promoviendo al propio
tiempo el objetivo global de este acontecimiento de carácter
anual: sensibilizar a todos acerca de los problemas del hambre y colaborar
en la búsqueda de soluciones a largo plazo que garanticen alimentos
para toda la población.
En
esta época de producción abundante de alimentos a escala
mundial, es inaceptable que más de 840 millones de personas padezcan
hambre. El tema del Día Mundial de la Alimentación de
este año, la Alianza Internacional contra el Hambre, servirá
de llamamiento para la adopción de nuevas medidas. Juntos debemos
abrazar el concepto de asociación mundial y hacerlo realidad,
con el fin de garantizar a los ciudadanos del mundo un derecho humano
básico: el de no padecer hambre.
Los países deben mostrar su voluntad política
"La Alianza Internacional
contra el hambre es un instrumento para superar la apatía y la
indiferencia, para promover una nueva era de cooperación y acción
que permita reducir e incluso eliminar el flagelo del hambre en el mundo",
afirma la FAO.
"En
un mundo en el que hay una abundante producción de alimentos
es inaceptable que más de 840 millones de personas sufran las
consecuencias del hambre. Son demasiados los niños que mueren,
demasiados los adultos que no consiguen vivir una vida sana y saludable,
y demasiados los países excluidos del proceso de desarrollo".
Y
los avances en la reducción del número de personas hambrientas
en el mundo para el año 2015, tal y como acordado por los gobiernos
de todo el mundo en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de
1996, es demasiado lento.
"Cada
país debería fijar sus propias metas nacionales a través
de sus órganos legislativos y sentar las bases para avanzar en
la ejecución de programas destinados a quienes padecen hambre.
Apuntando a este objetivo, la comunidad internacional ha decidido unir
esfuerzos mediante una Alianza Internacional contra el Hambre. Hace
falta un pacto global para reducir la pobreza y garantizar el más
fundamental de los derechos humanos: el derecho a la alimentación".
La alianza ha conseguido poner juntos a trabajar a sectores muy diferentes
como productores y consumidores de productos alimentarios; organizaciones
internacionales; gobiernos; agroindustrias; la comunidad académica
y científica; ciudadanos interesados; responsables políticos;
grupos religiosos y organizaciones no gubernamentales.
Fuente: http://www.ruralnacional.com.ar/dia_alimentacion.htm
DÍA
MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN - Alianza
Internacional contra el Hambre
MIENTRAS URUGUAY EXPORTA COMIDA, EL PUEBLO URUGUAYO PASA HAMBRE
El
gobierno debe asegurar una alimentación adecuada para toda la
población. Si
usted piensa que su salud, la de su familia y el medio ambiente son
importantes:
Exija
alimentos sanos, producidos sin agroquímicos;
Exija alimentos sanos,
que no contengan productos transgénicos;
Exija el etiquetado
de los alimentos que contengan transgénicos.
Consumir alimentos
sanos y seguros es un derecho
¡QUEREMOS
ALIMENTOS SANOS Y AMBIENTE SANO PARA TODOS!
Convocan
: Colectivo Bioptimistas y RAP-AL Uruguay (Red de Acción en Plaguicidas
y sus Alternativas para América Latina) Apoyan: APODU (Asociación
de Productores Orgánicos del Uruguay), CUA (Consumidores y usuarios
asociados) y REDES-Amigos de la Tierra
Otros links
Día
Mundial de la alimentación (2001) Folleto informativo http://www.fao.org/wfd/docs/WFD_fact_sheet_s.htm
Trabajar
unidos en pro de la Alianza Internacional contra el Hambre ;
http://www.fao.org/wfd/index_es.asp