Plantas de celulosa:
una burla hacia un acuerdo internacional
Dentro de un mes, Uruguay será el
país anfitrión de la primera Conferencia de las Partes
del Convenio de Estocolmo, que entró en vigencia el año
pasado. El objetivo central de este convenio ratificado por Uruguay
es el de transitar hacia la reducción y eventual eliminación
de una serie de contaminantes muy peligrosos y persistentes, entre los
que se encuentran las dioxinas y furanos.
Lamentablemente, poco podrá mostrar
el gobierno uruguayo en cuanto a su compromiso al respecto, ya que el
gobierno anterior aprobó la instalación de dos gigantescas
plantas de celulosa en las cercanías de Fray Bentos, que, en
caso de instalarse, incrementarían las emisiones de dioxinas
y furanos en el país, violando así el espíritu
del convenio.
Es interesante señalar que ambas
empresas tienen en sus países dos tipos de plantas de celulosa:
uno con el sistema llamado ECF (que utiliza dióxido de cloro)
y otro con el proceso TCF (que no utiliza ni cloro ni compuestos de
cloro). Sin embargo, ambas empresas (la española ENCE y la finlandesa
Botnia) se proponen instalar en Uruguay plantas con el sistema ECF,
que es precisamente el que libera dioxinas y furanos.
Ambas empresas han asegurado que sus emisiones
de esos contaminantes serán casi inexistentes y tanto el gobierno
anterior como el actual parecen haberles creído. Es importante
entonces resaltar que existen estudios que prueban lo contrario.
Por ejemplo, en una investigación
sobre emisiones aéreas en una planta finlandesa del tipo ECF
se “detectaron niveles altos de varias dioxinas y furanos clorados,
donde los furanos eran el componente principal” (Rosenberg et
a/. 1994). La misma investigación encontró que los niveles
del principal furano hallado en el aire “eran más altos
en la sangre de un grupo de trabajadores de la planta de celulosa que
en la población aledaña” (Rosenberg et al. 1995).
En otro estudio en los Estados Unidos,
se analizaron los efluentes líquidos de una planta ECF y se encontraron
dioxinas y furanos en el efluente que llegaba a la planta de tratamiento,
en los lodos de la misma y en el agua filtrada de los lodos”.
En una planta ECF en Nueva Zelanda se hallaron
“elevados niveles de compuestos clorofenólicos en el río
y en los sedimentos del río donde se volcaron los efluentes.
Las concentraciones de clorofenólicos no volvieron a los niveles
normales hasta aproximadamente 20 kms aguas abajo de la planta”
(Judd et al. 1995).
Los resultados de otro importante número
de estudios sobre plantas de celulosa que utilizan el sistema ECF muestran
que las dioxinas que emiten “continúan estando presentes
a niveles detectables” (Gillespie 1996).
La presencia de cloro elemental (que es
el principal generador de dioxinas y furanos) en plantas de celulosa
ECF ocurre a través de dos formas. Por un lado, la propia producción
del dióxido de cloro que utiliza la planta es acompañada
por la co-producción de cloro elemental. Pero aún si ese
problema se resolviera “también se genera cloro elemental
durante el blanqueo con dióxido de cloro (Reeve et al. 1995).
Es decir, que si se instalan las plantas
de celulosa, Uruguay aumentará sus emisiones de dioxinas y furanos
a niveles probablemente muy superiores a los que fueron estimados por
las evaluaciones de impacto ambiental presentadas por las empresas.
¿Qué dirá Uruguay, como país anfitrión,
en la apertura de la Conferencia de las Partes del Convenio de Estocolmo,
acerca de su compromiso con el convenio? ¿Que lo siente mucho?
Por: Red de Acción en Plaguicidas
– Uruguay
Fuente: Stringer, Ruth y Johnston, Paul.
Chlorine and the Environment: An Overview of the Chlorine Industry,
Kluwer Academinc Publishers, 2001