Depredando
Chile: fiebre de la palta depreda bosque nativo en la región
de O’Higgins
La fiebre
de la palta se traslada a la región de O’Higgins depredando
bosque nativo que ya ha sacado de raíz más de 40 hectáreas
de Peumos, Quillayes y Boldos de hasta 200 años.
El próximo
28 de enero se terminan los 30 días de suspensión para
que la sociedad Agrícola Tralcán SpA se abstenga de
continuar con la tala de bosque nativo en el sector Las Cabras, Región
de O’Higgins, y que ya ha sacado de raíz más de
40 hectáreas de Peumos, Quillayes y Boldos de hasta 200 años.
La empresa, que llevó a cabo la tala para crear una plantación
de paltos, es de propiedad de Nicolás del Río Silva,
uno de los hijos de José Luis del Río Guide, socio de
la familia Solari en la propiedad de Falabella, holding que ha buscado
mostrarse como sustentable y comprometido con la reducción
de la huella de carbono. La autorización para que Tralcán
cortara bosque nativo de raíz la entregó Conaf, situación
por la que se conformó una comisión investigadora de
la Cámara para revisar los procedimientos del organismo estatal
dedicado, precisamente, a la protección forestal.
El 3 de
noviembre de 2016, Nicolás Pedro del Río Silva constituyó
la sociedad Inversiones Tralcán con un millón de pesos.
Un año después, en 2017, el hijo de José Luis
del Río –socio del grupo Solari en Falabella y controlador
de Dersa S.A.– hizo un importante aumento de capital que elevó
el patrimonio de esta sociedad a $38.500 millones. Sin explicar el
origen de este cuantioso aumento, Nicolás del Río ha
señalado que dentro de los proyectos agrícolas en carpeta,
dicha sociedad –a través de Agrícola Tralcán
SpA– adquirió 85 hectáreas en la localidad de
Quilicura en el sector de Las Cabras, Región O’Higgins,
para una plantación de paltos.
El problema
es que, para llevar a cabo este emprendimiento, Tralcán tuvo
que arrancar de raíz más de 40 hectáreas de bosque
nativo, desatando la furia de ambientalistas, de la diputada de la
zona y de la comunidad organizada de Las Cabras, por la pérdida
irrecuperable de diversidad biológica y el riesgo de convertir
a este centenario bosque nativo en una zona tan desértica como
Petorca, con la consecuente escasez hídrica que se deriva de
este tipo de monocultivos.
La
tala
En la Región
de O’Higgins, específicamente en el sector de Las Cabras,
predomina el bosque tipo esclerófilo, el más representativo
del bosque nativo chileno, con especies centenarias de Boldo, Quillay
y Peumo. Con un clima mediterráneo privilegiado y una riqueza
genética de flora y fauna que se da solo en la zona central,
los árboles del bosque esclerófilo presentan características
que le permiten crecer en lugares con inviernos lluviosos y veranos
secos, en condiciones semiáridas. Soportan prolongados períodos
de sequía y fuertes diferencias de temperaturas entre el día
y la noche al interior y diferencias de temperaturas moderadas en
la costa, características que lo convierten en un bosque único
de la identidad chilena, como señaló Francisco Encina
en su Historia de Chile.
La necesidad
de protección de la biodiversidad de este lugar motivó
que la Agrupación Bosques para Cachapoal y la diputada Alejandra
Sepúlveda, de la Federación Regionalista Verde, pusieran
el grito en el cielo cuando, en diciembre del año pasado, tomaron
conocimiento de que cerca de siete restroexcavadoras estaban sacando
de raíz decenas de bosque esclerófilo.
“Era impresionante cómo las retroexcavadoras estaban
arrancando los boldales de cien y hasta doscientos años algunos”,
denunció Sepúlveda.
La tala
se desarrolló en el fundo privado de propiedad de la sociedad
Inversiones Tralcan S.A., de propiedad de Nicolás del Río
Silva, que en su amplia mayoría está compuesto de bosque
nativo. “Soy propietario del 100% de Agrícola Tralcan
SpA. He asumido el desafío de desarrollarme como emprendedor
y he optado por un proyecto que de manera expresa busca actuar con
el sello de los buenos vecinos y los empresarios socialmente responsables”,
afirmó.
Según el hijo de uno de los socios de Falabella, el emprendimiento
en cuestión se trata de una plantación de paltos, que
considera “entre sus objetivos la protección ambiental
y el cuidado de la comunidad del entorno. El proyecto establecerá
una zona de conservación de bosque nativo y considera, además,
el diseño de sistemas de riego eficiente y sustentable”.
La protección
ambiental de este proyecto es discutida con vehemencia por la Agrupación
Bosques para Cachapoal, para quienes durante mucho tiempo existió
un completo hermetismo en torno al proyecto, situación que
motivó que, a fines de diciembre, los ecologistas y la diputada
Sepúlveda se tomaran las dependencias de Conaf en O’Higgins,
ante la nula reacción de parte de la autoridad a nivel regional.
Tras la
manifestación, las autoridades de Conaf O’Higgins y la
Seremi de Agricultura se reunieron con los dirigentes y se determinó
la “suspensión del Plan de Manejo del sector Valle de
Quilicura de Las Cabras por presuntas infracciones a la legislación
forestal”. La suspensión se decretó el 28 diciembre
por un plazo de 30 días.
“El
proyecto cumple con toda la normativa”, se ha defendido Del
Río, quien lejos de cuestionarse la legimitimidad de su emprendimiento
al talar de 40 hectáreas de bosque nativo, se aferra en la
legalidad del procedimiento por el cual obtuvo los permisos. “El
proyecto establece un área de conservación de bosque
nativo y se fija altos estándares de buen vecino y responsabilidad
social empresarial. Llama profundamente la atención que se
produzca esta polémica sin que nadie se haya acercado a preguntar
por las características del proyecto”, se quejó
el empresario agrícola.
“Jamás
desarrollaríamos ninguna actividad sin cumplir con la regulación
vigente en cualquiera de sus ámbitos, sean estos ambientales,
laborales, comerciales o financieros”, agregó Nicolás
del Río, quien consultado sobre las características
del proyecto en sí, optó por no contestar, lo mismo
que sobre el aumento de capital de 1 millón a más de
38 mil millones de pesos.
Conaf
en la mira
Aunque
la tala del bosque haya contado con los permisos de la autoridad forestal
de la región, la diputada Sepúlveda precisó que
esta autorización se realizó mediante un subterfugio
administrativo: “Lo que hizo la empresa fue solicitar el cambio
del uso de suelo de estos terrenos de agrícola a forestal al
Servicio de Impuestos Internos. Y ahí la Conaf entrega un plan
de manejo aplicando una normativa que desprotege el bosque nativo”.
El trámite,
agregó la diputada, “no es vinculante para que la Conaf
aplique el cambio de uso de suelo para transformarlo de forestal a
agrícola, por lo tanto aquí se está produciendo
irregularidad absoluta de la Conaf”.
Este es
el contexto que explica el aumento de capital de $38.500 millones
de Inversiones Tralcán antes de adquirir las 85 hectáreas
de bosque nativo. La capitalización de Tralcán se hizo
con plazo a tres años, es decir, que puede asumir el compromiso
de participar en un aumento de capital, pero inyectando capital en
la medida de las necesidades económicas. En su aumento de capital,
Tralcán reconoce una deuda a su único accionista, Nicolás
del Río, por $9.500 millones, vale decir, le da un crédito
a su propia empresa por este monto, el cual luego es aportado por
parte de Tralcán en el aumento de capital de Tobalaba.
Con estos
antecedentes, más la sospecha de que Conaf esté malinterpretando
sus atribuciones y que mediante la aplicación de la normativa
701 esté permitiendo la tala del bosque nativo que precisamente
debe proteger, es que la parlamentaria solicitó una comisión
investigadora –aprobada unánimemente por la Sala de la
Cámara de Diputados– para fiscalizar los actos de la
Corporación Nacional Forestal (Conaf), el SII y otros órganos
del Estado involucrados en el caso.
“Durante
mucho tiempo la Conaf ha aprobado planes de manejo para que privados
puedan raspar cerros con bosque nativo, haciendo vinculante el cambio
de uso de suelo que el interesado hace al Servicio de Impuestos Internos”,
explicó Sepúlveda a El Mostrador. “Esto
trae consecuencias gravísimas y nosotros no queremos ser un
nuevo Petorca, pues con mucha pena hemos visto consecuencias irreparables
en la Quinta Región producto de estas prácticas y queremos
resguardar el agua, sobre todo para el consumo, pero también
para los regantes y la agricultura”, añadió.
La fiscalización
que se hará a Conaf tiene el objetivo de analizar si se ajustan
a la legalidad y si cumplen con la finalidad de protección
y conservación de los recursos forestales del país.
“Para nosotros es muy importante poder investigar todos los
procedimientos administrativos por los cuales se está otorgando
el cambio de uso de suelo y permitiendo talar y deforestar el bosque
esclerófilo de la zona central del país”, explicó
la diputada.
Inversiones
Tralcán
Inversiones
Tralcán SpA se constituyó en octubre de 2016. Como es
común en este tipo de sociedades, se creó con un bajo
capital de $1.000.000 y con los fines típicos: la inversión
en toda clase de bienes, raíces y muebles, corporales e incorporales,
tales como acciones, bonos, títulos de crédito, valores
mobiliarios, derechos en sociedades de personas, cuotas de fondos
e instrumentos del mercado de capitales, y la obtención de
las rentas provenientes de estas inversiones, pudiendo, en general,
realizar cualquier otra actividad que se relacione directa o indirectamente
con las anteriores.
Esta sociedad
participa en dos otras empresas: Agrícola Tralcán SpA
–la que no tiene activos– e Inversiones Tobalaba Limitada,
cuya propiedad es compartida en partes iguales por los siete hermanos
Del Río: Ana Catalina, ingeniera comercial y dueña de
Inversiones Mista SpA; Juan José, ingeniero comercial y dueño
de Inversiones Los Ciervos SpA; María Ignacia, psicóloga
y dueña de Inversiones Orinda SpA; José Gabriel, abogado,
dueño de Monkey Business SpA; Antonia, ingeniera comercial
y dueña de Inversiones Palo Alto SpA; Anita, parvularia y dueña
de Inversiones El Mañío; además de Nicolás,
abogado y dueño de Tralcán.
El único
activo de Inversiones Tobalaba es Ingeniería e Inversiones
Limitada, empresa cuya propiedad es de José Luis Del Río,
su esposa Ana María Silva Alcalde y sus siete hijos. Esta compañía
es la empresa holding a través de la cual la familia participa
en una enorme cantidad de negocios de distinto rubro. Puede decirse
que es el “brazo de inversiones” familiar de José
Luis del Río.
El mayor
accionista individual de Ingeniería e Inversiones Limitada
es José Luis del Río. Como persona natural tiene el
12,3% y a través de su sociedad personal, Inversiones Chacabuco,
tiene otro 8,8%. Mientras que Inversiones Tobalaba –como un
todo– tiene el 70% y Ana María Silva, como persona natural,
tiene el 0,3% y a través de su empresa, Chiñihue, tiene
otro 8,85%.
Ingeniería
e Inversiones Limitada es la empresa que realiza el aumento de capital
original, razón por la cual todo el resto de las empresas se
capitaliza también para suscribir su parte. Esta compañía
aumentó su capital desde los $141.728,5 millones a $242.500
millones. Del total de este patrimonio, Inversiones Tobalaba (los
siete hijos) explica un aporte de $169.750 millones.
Para dicho
aumento de capital, Inversiones Tobalaba tenía que capitalizarse
también. Pasó entonces de un patrimonio de $1.778 millones
a $271.278 millones, suscribiendo cada hermano a través de
su sociedad su parte del 14,190% con $38.500 millones. También
hicieron aportes como personas naturales, pero menor y siempre en
partes iguales.
Este es
el contexto que explica el aumento de capital de $38.500 millones
de Inversiones Tralcán antes de adquirir las 85 hectáreas
de bosque nativo. La capitalización de Tralcán se hizo
con plazo a tres años, pudiendo inyectar capital en la medida
de las necesidades económicas de la sociedad. En el marco de
su capitalización, Tralcán reconoce una deuda a su único
accionista, Nicolás del Río, siendo este acreedor de
su propia sociedad por $9.500 millones que luego Tralcán aporta
en el aumento de capital de Tobalaba.
Como suele
pasar en clanes familiares empresariales, el patrimonio de los hijos
suele asociarse a la fortuna de sus progenitores. Un caso reciente
y ampliamente discutido es el de la fortuna familiar de Sebastián
Piñera, en que los nietos del Presidente ya son controladores
del holding. Que el patrimonio de Tralcán sea fruto
de la trayectoria personal de Nicolás del Río o de su
padre, es una incógnita. Es probable, pues todo el clan de
hermanos aportó proporcionalmente el mencionado aumento de
capital de Tobalaba, en el que cada sociedad de los siete hermanos
aportó $38.500 millones, habiendo entre ellos jóvenes
ingenieros comerciales, abogados, psicólogos y una parvularia.
Como es
sabido, José Luis Del Río, entre sus varias participaciones,
tiene una importante en Falabella, empresa que ha invertido ingentes
esfuerzos en mostrarse como comprometida con la reducción de
la huella de carbono en sus operaciones para mitigar el cambio climático.
“Medimos
la huella de carbono de nuestras operaciones, como consecuencia de
nuestra constante búsqueda por minimizar el impacto de nuestras
operaciones en el medioambiente y, por tanto, nuestro impacto en el
cambio climático. De esta manera Falabella Retail mide y gestiona
su huella carbono con un programa del Ministerio de Medioambiente;
Sodimac mide su huella de carbono con la metodología establecida
en el Greenhouse Gas Protocol; y Mallplaza gestiona su huella de carbono
a través de un acuerdo con ENEL (empresa distribuidora de energía),
que a partir del 2017 certificó que el 100% de sus centros
urbanos estén conectados al Sistema Interconectado Central
(SIC), abastecidos con ERNC”, reza la declaración de
principios de Falabella en el ítem de sustentabilidad.
Marcelo
Miranda, profesor asociado del departamento de Ecosistemas y Medio
Ambiente de la U. Católica sostuvo, en el seminario “Contribución
del bosque esclerófilo a la descontaminación del aire
en la zona central de Chile”, que el bosque nativo ayuda a capturar
el carbono en el ambiente. “Toda la vegetación permite
fijar el carbono, pero dada la estructura de estos bosques, ellos
(los esclerófilos) son más fijadores (…). Esto
ayuda a combatir las emisiones de CO2 y convertirlas en oxígeno”,
explicó.
Fuente:
Chile Okulto