Agrotóxicos:
poco control y muchas denuncias
Por Gabriela Vaz - Suplemento DS de El País, del 27 de febrero
de 2005
Hay 300 principios activos habilitados, 43 de ellos prohibidos en otras
partes. Desde Bella Unión se denuncia impacto sobre trabajadores
y población.
En Uruguay, como en
todas partes del mundo, la producción de frutas, verduras y otros
cultivos utiliza agrotóxicos. Y como en tantos lugares, también
aquí se instaló la polémica sobre el impacto nocivo
para la salud de quienes manipulan directamente estos químicos,
considerados esenciales por algunos y sustituibles por otros.
Acá no se supervisa
demasiado el uso de los más de 300 principios activos habilitados
para vender, 43 de los cuales están prohibidos o restringidos
en otros países, y la enorme mayoría de los trabajadores
rurales, al igual que los consumidores, no tienen idea de sus efectos.
Mientras, desde hace dos años los habitantes de Bella Unión
son "rociados" con plaguicidas echados a las arroceras aledañas
por avionetas fumigadoras y denuncian varios problemas de salud. Los
productores, por su parte, afirman que los químicos utilizados
en Uruguay son los mismos que en Europa y Estados Unidos, y aseguran
que son inocuos para el hombre.
Venta libre
Los agrotóxicos
son sustancias químicas o biológicas que se utilizan para
combatir plagas o vegetales. Se agrupan según sus usos en insecticidas,
fungicidas, herbicidas, nematicidas, acaricidas o defoliantes, entre
otros, y se dividen en cuatro categorías de acuerdo con su nivel
de toxicidad. Según un informe de la Organización Internacional
de Trabajo, 40.000 agricultores mueren en el mundo cada año por
intoxicación aguda con plaguicidas, a lo que se suman las intoxicaciones
crónicas que provocan graves enfermedades como cáncer
y malformaciones congénitas.
La Dirección
General de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería,
Agricultura y Pesca (MGAP) autoriza la libre comercialización
de casi 300 principios activos y 840 marcas comerciales de pesticidas,
43 de los cuales están prohibidos o severamente restringidos
en el mundo. Así lo señala un informe de la Unión
Internacional de Trabajadores de la Alimentación y la Agricultura
(UITA), una organización que nuclea sindicatos del sector agrícola,
asalariados rurales, pequeños agricultores y campesinos.
Leonardo de León,
integrante de la regional de la UITA para América Latina, con
sede en Montevideo, entiende que en Uruguay no existe una política
que apunte a la prevención de daños en la salud de la
población y el ambiente. "Según el Banco de Seguros,
la actividad laboral más riesgosa —donde ocurren más
muertes y accidentes— es la agricultura y uno de los factores
de riesgo son los agrotóxicos", afirma.
Algunos agroquímicos
restringidos en varios lugares del mundo son de uso permitido en nuestro
país. Uno de los ejemplos que la UITA considera más graves
es el del bromuro de metilo, un desinfectante de suelos que se encuentra
en la categoría toxicológica I –la más alta–
por lo que su uso requiere la intervención de aplicadores certificados
para disminuir los riesgos. "En Estados Unidos y Europa lo aplican
empresas especializadas en productos de ese tipo, ya que puede causar
la muerte. Es uno de los principales destructores de la capa de ozono.
Entre sus componentes tiene cloropicrina, un gas que se usaba en campos
de concentración nazis. En Uruguay se utiliza sin condición
alguna. Lo aplican los asalariados rurales y los pequeños productores".
Un convenio de Naciones Unidas —Protocolo de Montreal— firmado
por Uruguay obliga a retirar del mercado este producto, un extremo que
aún no se cumple, según denuncia la UITA.
Hugo Manini Ríos,
presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz, aseguró
que "todos los productos químicos que se utilizan en Uruguay
son iguales a los usados en Europa, China, Japón o Estados Unidos.
Están monitoreados por el LATU y el INIA. Es cierto que el Ministerio
admite genéricos que no son el principio activo original. También
se usa clomazone, un herbicida cuya deriva es muy grande, de tres o
cuatro kilómetros. Es dañino para algunos árboles
y plantas, les deja las hojas blancas, pero es inocuo para el hombre".
Afectados
Varios trabajadores
rurales han denunciado la situación y están pidiendo información,
pero De León enfatiza que "de los 95.000 asalariados rurales
del país, la gran mayoría no tiene ni idea de los efectos
que pueden tener los agrotóxicos, aunque convivan con ellos,
al igual que sus familias".
En Bella Unión,
una de las localidades más castigadas por la pobreza, el problema
de los agrotóxicos es foco de atención no sólo
para los trabajadores rurales, sino para todos sus habitantes. La ciudad
está rodeada de arroceras y la fumigación, que se realiza
a través de avionetas, llega hasta las casas, dicen los denunciantes.
"Se está echando insecticidas y otros herbicidas literalmente
arriba de los pueblos, al punto que ya existen varios problemas de salud
en gente de lugar, como afecciones respiratorias en niños",
detalla de León.
A tal punto ha llegado
este problema, que en mayo de 2004 el MGAP sacó una resolución
prohibiendo las fumigaciones aéreas a menos de 500 metros de
centros poblados y las fumigaciones terrestres a menos de 300 metros.
"Este es un indicador de que se estaban haciendo mal las cosas.
Y se siguen haciendo mal, porque no sólo no bajó el impacto
de las fumigaciones, sino que subió sensiblemente. Mientras tanto
no hay sanciones de ningún tipo".
El pueblo
Luis López trabaja
en las plantaciones de caña de azúcar en Bella Unión.
Su labor es zafral, consigue changas y trabaja a destajo, unas ocho
horas diarias por 89 pesos la jornada. López, que es secretario
general de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA)
está preocupado por la situación que está viviendo
su localidad debido a las fumigaciones aéreas. "Las avionetas
llegan todos los domingos a las 7 de la mañana, mientras la gente
está en sus casas, pero es igual. En general el viento sopla
para la zona de la ciudad. Aparte, las avionetas se surten en el sur
y sobrevuelan todo el pueblo para llegar al norte, donde tienen que
aplicar la fumigación", relata.
El trabajador asegura
que la resolución ministerial que establece una distancia de
centros poblados de más de 500 metros para las aplicaciones aéreas
no se respeta. "En el norte, hay plantaciones a 50 metros de Las
Láminas –un asentamiento de Bella Unión muy poblado–
y a la salida del pueblo, en el sur, están a 120 metros. Hicimos
una movilización para denunciar esto, pero hasta ahora no sucedió
nada", afirma. Y aclara: "no tenemos nada en contra de la
producción de arroz, pero no queremos arroz que nos mate".
Por su parte, Manini
Ríos, de la Asociación de Cultivadores de Arroz, quien
se encontraba en Bella Unión en el momento de ser consultado,
consideró que estas denuncias "son muy graves y habría
que analizarlas" pero sostuvo que no está al tanto "de
ninguna situación de ese tipo".
La intersindical de
Bella Unión, con ayuda de la UITA, está elaborando un
informe sobre los efectos crónicos en la salud por la exposición
a agrotóxicos, en el que participan médicos laborales,
toxicólogos, neumopediatras, genetistas y psicólogos.
"Hay muchos niños con problemas respiratorios, asma, la
gente muchas veces muere a los 40 años de problemas cardíacos,
y pensamos que tiene que ver con los agrotóxicos", afirma
López.
El estudio, realizado
sobre más de 300 habitantes de la localidad, será presentado
públicamente antes del 12 de marzo. La coordinadora del proyecto,
Liria Martínez, sostuvo que el objetivo no es sólo de
difusión de los daños de estos tóxicos sobre la
salud, sino que apunta a la toma de decisiones por parte de las nuevas
autoridades.
Alerta
El Centro de Información
y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) del Hospital de Clínicas
recibió más de 1.500 consultas por intoxicación
aguda con plaguicidas en 2003, siendo la tercera causa de este tipo
de afecciones, tras las provocadas por medicamentos y productos de uso
doméstico. La toxicóloga y especialista en salud ocupacional
Amalia Laborde, integrante del CIAT, señaló que "no
todos los casos se consultan. A veces los trabajadores van al hospital
por una afección pero no la relacionan con el plaguicida, entonces
no se registra como intoxicación por agrotóxicos".
En cuanto a la peligrosidad
de estas sustancias, Laborde destacó que "en el mundo hay
más de 900 principios activos de plaguicidas y todos tienen diferente
potencial de toxicidad. Los más leves requieren dosis muy altas
para provocar un efecto, y los más severos pueden tener graves
consecuencias con exposiciones mínimas".
A los efectos inmediatos
de estos tóxicos deben sumarse los crónicos, de lento
y casi imperceptible desarrollo. "Se conocen menos porque no hay
suficientes investigaciones. La población más vulnerable
es la que se expone crónicamente: los trabajadores rurales y
de empresas de fumigación, así como los veterinarios.
Las afecciones crónicas más frecuentes vinculadas a los
plaguicidas son las cutáneas, las respiratorias y los problemas
neurológicos, pero también hay sustancias capaces de dañar
el hígado, la función renal y la sangre. El cáncer
o la alteración de la función hormonal pueden ser efectos
probables a largo plazo", explica Laborde.
Los plaguicidas más
peligrosos son los organo-fosforados. La toxicóloga afirma que
ha habido "dos suicidios y dos muertes en niños por esa
razón. Años atrás hubo muertes por intoxicación
laboral".
Nivel permitido en
frutas y verduras
Para definir cuáles
son los niveles tóxicos tolerables para el consumo, Uruguay se
acoge al Límite Máximo de Residuos, cifra establecida
por el Codex Alimentario, un organismo internacional de la OMS y la
FAO.
Hace dos años,
el Laboratorio de Bromatología de la Intendencia de Montevideo,
la cátedra de Tecnología de los Alimentos de la Facultad
de Agronomía y la Comisión Administradora del Mercado
Modelo comenzaron a estudiar la calidad de las frutas y verduras y sus
niveles de contaminación por agrotóxicos. En la primera
etapa se analizaron 200 muestras de las principales frutas y hortalizas.
El 93% no presentaron problemas de plaguicidas. En un 7% de las muestras
se encontró restos de agroquímicos por encima de lo permitido.
El ingeniero agrónomo
Fernando Gemelli, jefe del Área de Producción y Comercialización
del Mercado Modelo, aclaró que la muestra no tiene valor representativo
y no se puede generalizar a partir de ella. El profesional explicó
que "el hecho de que una fruta tenga residuos tóxicos por
encima del nivel permitido no quiere decir que al comerla vaya a pasar
algo. Eso sucedería si comiera todos los días del año,
a la larga".
Gemelli entiende que,
a priori, los valores encontrados son razonables y acordes a los de
países europeos. De todas formas, recalca que "la intención
es reducir la existencia de restos de plaguicidas en frutas y verduras",
aunque sostiene que "llevar los niveles a cero es casi inviable".
También insiste en que las frutas y hortalizas siguen siendo
"el grupo de alimentos más seguros que hay".
No obstante, la toxicóloga
Amalia Laborde, entiende que si bien la exposición a través
de los alimentos se da en dosis muy bajas, "nosotros ingerimos
muchos alimentos con muchas dosis bajas. Aunque se establecen límites
máximos para los plaguicidas, es necesario tenerlo en cuenta
con relatividad. Nadie come una manzana, sino una canasta familiar,
donde puede haber diversos límites y en conjunto estamos superando
la ingesta diaria admisible".
Descontrol
En Uruguay el registro,
venta y control de plaguicidas se rige por el Decreto 149, que data
de 1977. No obstante, muchas de sus disposiciones son abiertamente violadas
y las sanciones no se cumplen. Gemelli cree que "hoy la venta de
plaguicidas es desordenada. Cualquiera puede comprar, cualquiera puede
aplicar". Por eso, las medidas para tomar son muchas, asegura.
"Podría establecerse que no se vendan plaguicidas altamente
tóxicos, o que su aplicación precise la firma de un técnico
responsable. Para comprar un psicofármaco te piden receta verde
y para un producto que es mucho más peligroso –porque con
dos o tres litros de agrotóxicos categoría I hacemos un
destrozo– no se pide nada. Encima se fraccionan, algo que está
prohibido".
Asimismo, las frutas
y hortalizas se comercializan sin ningún rotulado. "Nadie
se hace responsable desde el sector productor por lo que pone a la venta.
Debería ser obligatorio el etiquetado donde conste quién
puso qué en el mercado", dice Gemelli.
Por ahora, no hay controles
ni sanciones. "El Mercado Modelo no está en una etapa fiscalista,
sino educativa. Los análisis que hacemos los damos a los mayoristas
y operadores de mercado para que a su vez los transmitan al productor".
Por su parte, el representante de la UITA Leonardo de León opina
que ha habido negligencia de los gobiernos al no evaluar a fondo los
efectos de los agroquímicos autorizados en la salud y en el ambiente.
"El MGAP sólo evalúa si equis plaguicida regula equis
hongo, insecto o bacteria. Pero para los demás efectos, nada".
A su vez, sostiene que los controles en cuanto a los residuos de plaguicidas
en frutas y hortalizas "dejan mucho que desear. Como consumidores
no tenemos información al respecto".
De tóxico a
orgánico
En el 2001, mediante
un grupo de extensión universitaria de la Facultad de Agronomía,
asalariados rurales y pequeños productores de Bella Unión
comenzaron una experiencia para reemplazar agrotóxicos por productos
orgánicos. "Nosotros sabemos que todavía no estamos
bien preparados para la producción orgánica. Pero con
los agrotóxicos, aparte de los perjuicios en la salud, se pierde
dinero en la chacrita, porque son muy caros. Salen unos 500 dólares
y sólo da para dos o tres preparaciones", explica López,
aunque reconoce que la producción orgánica "lleva
mucho más laburo y hay que preparar mejor la tierra".
Lo dijo
Según un informe
de la Organización Internacional de Trabajo, 40.000 agricultores
mueren en el mundo cada año por intoxicación aguda con
plaguicidas.
"Según el Banco de Seguros, la actividad laboral más
riesgosa —donde ocurren más muertes y accidentes—
es la agricultura y uno de los factores de riesgo son los agrotóxicos".
Leonardo De León, de la Unión Internacional de Trabajadores
de la Alimentación y la Agricultura.
"Todos los productos químicos que se utilizan en Uruguay
son iguales a los usados en Europa, China, Japón o Estados Unidos.
Están monitoreados por el LATU y el INIA". Hugo Manini Ríos,
presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz.
Bella Unión está rodeada de arroceras y la fumigación,
que se realiza a través de avionetas, llega hasta las casas.
"No tenemos nada en contra de la producción de arroz, pero
no queremos arroz que nos mate". Luis López, asalariado
rural de Bella Unión.
El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico
(CIAT) del Hospital de Clínicas recibió más de
1.500 consultas por intoxicación aguda con plaguicidas en 2003,
siendo la tercera causa de este tipo de afecciones.
Los plaguicidas más peligrosos son los organo-fosforados. La
toxicóloga del CIAT, Amanda Laborde afirma que ha habido "dos
suicidios y dos muertes en niños" por esa razón.
"Para comprar un psicofármaco te piden receta verde y para
un producto que es mucho más peligroso –porque con dos
o tres litros de agrotóxicos categoría I hacemos un destrozo–
no se pide nada". Fernando Gemelli, jefe del Área de Producción
y Comercialización del Mercado Modelo.