Los
agrotóxicos de la soja y sus impactos
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Como todo monocultivo a gran
escala, los cultivos de soja generan múltiples desequilibrios
en el ecosistema en el que se implantan. Las relaciones entre los diversos
organismos vegetales y animales se desequilibran de un modo tal, que
se propician las superpoblaciones de algunos y la eliminación
de otros. Todo monocultivo induce la aparición de plagas. Es
así como el uso de agrotóxicos queda indisolublemente
ligado a las prácticas de monocultivo. Dentro de estas prácticas,
la del monocultivo de soja es una de las más dependientes de
una gran cantidad de aplicaciones de agrotóxicos.
Herbicidas, insecticidas y funguicidas
son aplicados a lo largo de todo el ciclo del cultivo de soja, para
asegurar que el negocio esté protegido y sea rentable. El uso
de estos agrotóxicos produce impactos negativos en la salud de
los trabajadores, la población cercana, los recursos naturales,
la biodiversidad y en la población en su conjunto.
¿Por
qué son tóxicos?
Los agrotóxicos están
diseñados para destruir determinados organismos vivos, siendo
muchas veces no selectivos al cumplir su función, pudiendo ocasionar
efectos no deseados en otros seres vivos, incluyendo al ser humano.
Algunos agrotóxicos son persistentes
y pueden permanecer largos períodos en el ambiente antes de desintegrarse,
acumulándose así en los tejidos de la mayoría de
los organismos vivos cuando estos respiran, ingieren alimentos o beben
líquidos. Hay agrotóxicos persistentes que pueden viajar
rápidamente largas distancias arrastrados por el viento y el
agua, produciendo intoxicaciones a grandes distancias de donde fueron
aplicados.
Esos productos contaminan:
La Tierra: destruyendo los organismos
que forman la materia orgánica
El Agua: dañando la vida
acuática en las aguas superficies y contaminando las napas profundas
El Aire: contaminado por las fumigaciones
áreas y terrestres, la quema de envases y el polvo arrastrado
por el viento desde el suelo.
Los
agrotóxicos usados en la soja
Herbicidas
Los agrotóxicos más
usados en la soja son los herbicidas y dentro de ellos el glifosato,
ya que la soja transgénica ha sido diseñada para resistir
a esta sustancia. El glifosato no se aplica solo, sino que usualmente
viene acompañado de los llamados coadyuvantes. Estas sustancias
permiten que el glifosato sea absorbido por la planta con mayor facilidad,
pero en muchos casos han demostrado ser aún más tóxicas
que el propio glifosato. Las aplicaciones son realizadas periódicamente
durante un periodo de 10 meses. Además de utilizar glifosato,
también se hace uso el herbicida atrazina.
Insecticidas
La soja es afectada por “las
lagartas” y por “chinches”. Para combatir las lagartas
se utiliza el insecticida clorpirifos. En el caso de las chinches, esta
plaga se encuentra en los sistemas de producción durante todo
el año, siendo la plaga más importante de este cultivo.
Se controla generalmente con el insecticida no selectivo endosulfán.
Este insecticida es un contaminante orgánico persistente altamente
tóxico, ya que se acumula en la cadena alimenticia. Además,
es extremadamente tóxico para animales acuáticos. También
se utiliza el insecticida imidacloprid, para controlar las isocas que
atacan las plantas recién emergidas. Este insecticida es tóxico
para las aves y altamente tóxico para las abejas.
Funguicidas
Se aplican estos agrotóxicos
para la prevención del ataque de hongos mediante aplicaciones
a la semilla antes de su siembra. Los insecticidas más utilizados
son el tiram y el carbendazim, que generalmente se aplican en conjunto.
La salud en riesgo
Todos los agrotóxicos utilizados
en este cultivo transgénico producen efectos en la salud de las
personas, produciendo tanto intoxicaciones crónicas como agudas.
En lo que respecta a intoxicaciones
crónicas, algunos son cancerígenos, como es el caso del
insecticida cipermetrina, en tanto que otros producen daños neurológicos,
respiratorios, en desarrollo reproductivo, inmunológico, endocrinos
hormonales, hepáticos y renales.
Las intoxicaciones agudas ocurren
inmediatamente o algunas horas después de la exposición
a agrotóxicos. Los síntomas que se observan con mayor
frecuencia en trabajadores que manipulan agrotóxicos son: cefaleas
(dolor de cabeza), mareos, náuseas, vómitos, enrojecimiento
y erupciones en la piel, dificultad para respirar y tos.
Son altamente peligrosos para peces,
abejas, organismos del suelo y acuáticos.
El uso de agrotóxicos ha
aumentado enormemente en los últimos años, en particular
vinculado a la soja, como se observa en el siguiente cuadro:
Aumento
de las importaciones
período: 2000 - 2007 |
Agrotóxico |
% de aumento |
glifosato |
592 |
atrazina |
410 |
endosulfán |
4.581 |
clorpirifos |
988 |
cipermetrina |
1.487 |
imidacloprid |
7.243 |
Elaboración
propia en base a DGSA - MGAP
RAP-AL Uruguay - Ocubre
2008