Los alimentos orgánicos son producidos sin plaguicidas sintéticos y sin fertilizantes químicos. Son producidos en armonía con el medio ambiente, sin dañar los insectos benéficos, la vegetación natural y nuestros más preciados tesoros: el suelo y el agua.
Nos basamos en los múltiples beneficios que nos brinda el control biológico, favoreciendo la presencia de enemigos naturales, aumentando la biodiversidad en nuestros predios, la asociación de cultivos, rotaciones con diferentes familias de cultivos, realizando abonado natural y mínimo laboreo.
La mayoría de los productores orgánicos en Uruguay somos productores familiares. Al trabajar nos sentimos orgullosos de alejar de su plato los agrotóxicos, brindarle alimentos más sabrosos y proteger el medio ambiente.
Nos preguntamos:
- ¿Cuánto se gasta en purificar aguas contaminadas por plaguicidas y fertilizantes químicos?
- ¿Cuánto gasta el país en atender casos de intoxicación con plaguicidas?
- ¿Cuánto gasta el país en promover tecnología y sistemas productivos importados que:
- No contemplan la realidad de nuestros productores
- Contienen alto contenido de insumos y bienes de capital del exterior
- No tienen el correlato de investigación nacional que los pruebe?
- ¿Económicamente no sería mejor para nuestro país volcar recursos para producir alimentos diferenciados por su calidad ambiental o local, que garanticen la sustentabilidad de nuestros productores y una población más sana?
Los productores orgánicos estamos comprometidos con la conservación de las variedades locales. Para nosotros son un patrimonio a cuidar, con más razón en este momento de avance regional de las semillas transgénicas. Las variedades locales son mejoradas genéticamente por los productores a través de generaciones y están especialmente adaptadas a las condiciones de nuestro clima y suelo. Actualmente presenciamos una gran pérdida de estas variedades ya que son sustituidas por híbridos comerciales (uniformes) de mayor rendimiento en la agricultura convencional debido a que responden mejor al agregado de fertilizantes químicos y plaguicidas.
Decimos no a las semillas transgénicas ya que ellas representan un serio riesgo para nuestra salud y están siendo cultivadas sin una evaluación de su impacto ambiental. Son semillas producidas por ingeniería genética, poseen genes de otros organismos, por ejemplo genes de virus, genes de bacterias. En algunos países se están cultivando plantas de tabaco con genes de luciérnaga o tomate con genes de pescado, solo por citar dos ejemplos.
También exigimos que se reglamente un etiquetado obligatorio de los alimentos que contienen transgénicos para que el consumidor pueda ejercer su derecho a elegir.
Acá estamos, somos productores que aún podemos vivir de lo que la tierra nos brinda y queremos que nuestra experiencia se multiplique, queremos que se sumen miles de productores de todo el país.