Estatus nutricional de los alimentos transgénicos y la historia del glifosato
Por su claridad, reproducimos a continuación un resumen de la conferencia dictada por el Dr. Thierry Vrain, en la Universidad de Trent, Pterborough, en Canadá. Esta conferencia dada el 16 de noviembre 2014, no ha perdido actualidad pues nos recuerda aspectos esenciales, aunque la evidencia científica de los efectos adversos del glifosato ha aumentado desde entonces. Recomendamos verla con subtítulos en español en el canal de YouTube de Guerreros Verdes. El resumen fue realizado por la Dra. Ana María Ruiz Díaz.
Thierry Vrain nació en 1946 es biólogo de suelos especialista en nemátodos; dirigió un centro de investigación de agricultura del gobierno de Canadá. Cuenta que en la década de los años 80’s la mayor parte del financiamiento se destinaba a la biotecnología en agricultura, y él y muchos más se formaron como ingenieros genéticos, hacían organismos transgénicos aunque él estaba consciente del debate sobre la seguridad de los alimentos transgénicos; desde hace diez años, después de retirarse, se ha dedicado a investigar los estudios publicados en Europa y otros lugares que prueban el peligro que representan los alimentos transgénicos para la salud humana y animal.
Thierry Vrain de manera reiterada nos informa que más del 90 % de los cultivos GM son resistentes al Round Up® un herbicida. Para él la revolución genética es acerca de vender este herbicida cuyo ingrediente activo es el glifosato.
El glifosato es una molécula pequeña que inventó la compañía Stauffer Chemical en 1960 para limpiar los residuos minerales en tuberías y calentadores industriales. Se trata de glycine metil fosfonate -su nombre común es glifosato y probó ser un des-escamante de minerales muy eficaz. El glifosato se enlaza con los metales y los remueve, se liga a fierro, cobre, zinc, magnesio, calcio, manganeso, molibdeno…El glifosato fue patentado en 1964 como un des-escamante. Los fabricantes después de limpiar los calentadores y tuberías, al descartarlo, se dieron cuenta que morían todas las plantas, que el glifosato funcionaba como herbicida.
El doctor Vrain relata que todos los procesos de vida dependen de las enzimas, que tienen un átomo de metal en su centro, como magnesio o manganeso. En las plantas hay una enzima la EPSPS que tiene en su centro un átomo de manganeso, que se encarga de la ruta bioquímica Shikimate un proceso para hacer aminoácidos aromáticos esenciales para el funcionamiento normal de las plantas, aminoácidos como el triptofano, la tirosina y la fenilalanina. Como el glifosato se liga al manganeso de la EPSPS inactiva esta enzima, la planta no puede ya hacer proteínas y muere. La molécula de glifosato se liga al átomo mineral central de las metalo proteínas y las inhabilita, las plantas mueren.
En 1969 el glifosato fue patentado como herbicida y se empezó a vender en 1974 como Round Up®. En 1996 se patentaron semillas transgénicas de maíz, canola, soya, betabel Round Up® Ready. Se les denomina maíz RR, soya RR etc.
En los jardines o campos de cultivo cuando asperjas un herbicida las hierbas mueren. Para los agricultores que siembran maíz RR las hierbas ya no importan. Cuando las plantas nacen y tienen 15 cm aplican Round Up y todas las hierbas mueren, pero no mueren las plantas de maíz transgénico. No les importa que algunas hierbas germinen más tarde porque vuelven a aplicar este herbicida y el maíz transgénico sobrevive. Este maíz RR ha sido modificado con ingeniería genética, contiene una bacteria que es resistente al glifosato el ingrediente activo del herbicida Round Up®.
Actualmente el 90 % de las plantas transgénicas son resistentes a Round Up. En 2014 en Canadá y los Estados Unidos se aplicó este herbicida en el 96 % del maíz, canola, soya, betabel y algodón que se cultivaron. Hay 500 millones de acres con cultivos GM.
En estas plantas quedan residuos de glifosato, lo cual no es sorprendente. Lo que sí fue una sorpresa es que las cosechas contienen menos minerales. No sorprende cuando se entiende que este químico se enlaza a los minerales, haciéndolos inaccesibles. Los átomos minerales han desaparecido, ya no están ahí.
Una serie de artículos publicados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) en 2010 y el estudio de Zobiolla y su equipo, en 2011, demostraron reducción de minerales en los frijoles de soya transgénica, algunas bastante severas. Si el cultivo se ha asperjado con glifosato estos minerales biológicamente ya no están disponibles -fierro, magnesio, cobre, manganeso, calcio, selenio, entre otros.
Cuando se autorizaron los cultivos de soya, maíz y canola resistentes a Round Up se planteó que eran sustancialmente equivalentes a los no transgénicos. Dijeron “sí es maíz, crece como maíz, contiene proteínas, sabe a maíz, por tanto, es sustancialmente equivalente y no necesita ser sometido a pruebas de seguridad.”
El USDA admitió recientemente que un saco de maíz ya no es lo que era: un saco pesaba 25 kg pero ahora casi todo el maíz ha sido modificado y el nuevo peso de un saco de maíz es 24 kg. Esto nos plantea la necesidad de revisar la equivalencia sustancial del maíz transgénico, con un kilogramo de minerales ausentes.
A partir del año 2005 hay un nuevo uso del herbicida Round Up: en las páginas de la red de los departamentos de agricultura en Canadá y los Estados Unidos se recomienda aplicarlo incluso en cultivos no transgénicos como desecante justo antes de la cosecha. Por ejemplo, en octubre de 2010 en la página del gobierno de Saskatchewan esta recomendación se encuentra con el título de “Opciones de herbicidas para incrementar las cosechas.” Para muchos agricultores se ha vuelto normal aplicar Round Up antes de cosechar, porque las hierbas estorban a las máquinas cosechadoras. Por eso ahora encontramos residuos de glifosato en avena, centeno, cebada o trigos no transgénicos en ambos países.
Los cereales como trigo y avena que se cultivan en Canadá no son transgénicos (aunque sí se ha logrado modificarlos genéticamente, no se ha permitido comercializarlos) pero ahora se les está aplicando herbicida con glifosato justo antes de cosechar.
Entonces como los residuos de glifosato en los cereales se han elevado, la EPA y Health Canada han elevado entre diez y cien veces los niveles de glifosato permitidos en los cereales, animales y azúcar. El nivel de glifosato permitido en cereales antes de 1996 era de 0.2 partes por millón (ppm), ahora es de 30 ppm, en soya ahora es de 20 ppm, en azúcar es de 10 ppm y en alimento para animales el nivel permitido de glifosato es ahora de 100 ppm.
En 2009 la Academia Americana de Medicina Ambiental recomendó una moratoria a los alimentos transgénicos con base en estudios independientes que mostraron en los seres humanos: 1) infertilidad 2) desregulación del sistema inmune 3) vejez acelerada 4) desregulación de los genes asociados a la síntesis de colesterol, a la regulación de la insulina y la síntesis de proteínas 5) cambios en hígado, riñones, bazo y el tracto intestinal.
Como también el glifosato es un antibiótico de amplio espectro, Monsanto solicitó la patente como antibiótico en 2001, argumentando que es un poderoso agente anti-malaria, y finalmente obtuvo la patente como antibiótico en 2010; en los documentos de la patente hay muchas páginas con la lista de las bacterias que mata el glifosato. Plantas y bacterias tienen la misma enzima que es inactivada por el glifosato. Y por supuesto las plantas son el alimento de los animales que comemos.
Los seres humanos tenemos un órgano muy importante en nuestros intestinos que los médicos llaman el microbioma –está formado por trillones de bacterias- es tan esencial para la vida como el corazón o el cerebro. El microbioma está a cargo de producir neurotransmisores como la serotonina –que cuando es insuficiente padecemos depresión. Está en curso el Proyecto del Microbioma Humano en Europa y los EUA para descifrar el microbioma. Estas bacterias digieren la comida, reciclan todo y hacen moléculas que son esenciales para la salud, enseñan al sistema inmune cuando y donde funcionar. Los médicos ahora saben que asma y alergias indican daños en el microbioma.
Un estudio de Shehata y colaboradores en Alemania publicado en Current Microbiology en 2013, demostró que una dosis de una parte por millón de glifosato mata todas las bacterias en los intestinos de los pollos. Esto es importante porque todos los animales tenemos bacterias dentro de nosotros, cuando comemos alimentamos a nuestras bacterias y ellas luego nos alimentan.
El glifosato mata las comunidades de bacterias del sistema digestivo…pero no mata salmonella ni clostridium botulinum. En los hospitales ha aumentado el número de casos de humanos infectados con clostridiumdificille, porque no tenemos antibiótico para curarla.
Un estudio publicado en 2013 ratifica que pequeñas cantidades de glifosato dañan el microbioma, inactiva las enzimas que desintoxican; los autores concluyen que la intoxicación con glifosato causa enfermedades crónicas y mal funcionamiento de órganos, que incluyen 1) fallas en hígado y riñones 2) fallas en los sistemas inmune y digestivo 3) diversos cánceres 4) autismo, Alzheimer y demencia senil (Samsel, A y Senaff, S; Entropy 2013, 15: 1416 – 1463).
El estudio científico más largo y detallado que se ha hecho en la historia sobre un alimento transgénico concluyó en diciembre 2011. Fue realizado en Francia por el doctor Séralini y un equipo de toxicólogos. Consistió en alimentar durante dos años a 200 ratas con el maíz NK 603 que es resistente al glifosato. La empresa fabricante de las semillas de este maíz y de herbicidas con glifosato (Monsanto), había realizado pruebas de alimentación durante solo tres meses.
El estudio de Seralini y colaboradores fue diseñado para investigar si los efectos en las ratas se debían al maíz GM o al glifosato que se les aplica durante su cultivo. Las ratas fueron alimentadas con tres dietas, la primera con maíz NK 603 asperjado con glifosato, la segunda con maíz NK 603 solo y la tercera sólo con glifosato Enel agua que bebían. Evaluaron numerosos parámetros bioquímicos, cada treinta días tomaron y analizaron muestras de sangre y de orina y diseccionaron a las ratas que sobrevivieron hasta los 24 meses.
·El 94 % de las hembras alimentadas con el maíz transgénico más glifosato (1ª dieta) desarrollaron tumores mamarios y los machos tumores mamarios y en riñones. Este grupo de ratas tuvo una mortalidad 6 veces mayor que el grupo control.
. El estudio evidenció el efecto dañino de la misma transgénesis: muchas de las ratas que comieron maíz NK 603 solo (sin glifosato) enfermaron y murieron.
. Murió el 60 % de las ratas alimentadas con maíz transgénico durante 24 meses. (Séralini, Gilles-Eric, et al «Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize.» Food and Chemical Toxicology 2012; 50 (11): 4221–31) En resumen, descubrieron que se empiezan a desarrollar tumores mamarios y en riñones en las ratas a partir del cuarto mes, por ello pidieron una moratoria y que las trasnacionales realicen estudios de largo plazo porque que los de tres meses no prueban que los alimentos transgénicos sean seguros. Se explica el estudio en 13 minutos.
En las pampas de Argentina se criaba ganado que se exportaba a Norteamérica, pero desde hace una década se cultiva soya RR y se aplica glifosato con aviones; el Doctor Andrés Carrasco director del departamento de embriología fue a investigar la epidemia de malformaciones en bebés, que nacen con medio cerebro y todo tipo de anomalías: después de reconocer los hechos en el campo de vuelta en Buenos Aires realizó estudios, inyectó minúsculas cantidades de glifosato en embriones de rana, en los huevecillos, y fue capaz de replicar así en los renacuajos las malformaciones que se presentan en los bebés humanos.
En Alemania en 2014 Krüger y su equipo alimentaron cerdos con maíz transgénico resistente a Round Up. Cuando nacieron las crías, encontraron residuos de glifosato en lechones recién nacidos con malformaciones congénitas en tejidos de pulmones, riñones, hígado, cerebro, corazón y paredes intestinales. En otro estudio, el mismo equipo detectó residuos de glifosato a niveles más altos en la orina de personas con enfermedades crónicas que en la de personas que gozan de salud (Ambos se publicaron en Environmental and AnalyticalToxicology en 2014).
Un estudio probó que una ppm del herbicida con glifosato reduce en un 35 % la testosterona en ratas (Clair, E. et al Toxicology in Vitro 2012, 26: 269). Otro estudio probó que el glifosato en dosis de 0.5 ppm es un disruptor endocrino en células humanas (Gasnier, et al.; Toxicology 2009, 262: 184d).
En 2013 los resultados de un estudio se publicaron con el título “Glifosato induce crecimiento de células cancerígenas en seno en humanos vía receptores de estrógeno,” que concluyó que éste acelera la proliferación de células cancerígenas (Thongprakaisang, et al. Toxicology 2013; 59: 129).
En noviembre de 2014 la Dra. Nancy Swanson publicó los resultados de su estudio para encontrar la correlación entre dos grupos de datos. Uno procede del Centro de Control de Enfermedades en Atlanta, Georgia y otro del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. El primero registra casos diagnosticados de diferentes enfermedades, muertes, ingresos en hospitales, el segundo, cuántos acres se han cultivado con soya y maíz RR. El valor de correlación cuando es de uno, o muy cercano a uno, indica a los médicos dónde deben buscar e investigar más a fondo porque hay una relación entre ambos grupos de información. El valor de correlación entre cultivos de soya y maíz resistentes a glifosato y los casos diagnosticados de Autismo de 1991 – 2013 es de 0.99. Muy cercanos a esta cifra son los valores de correlación encontrados entre estos alimentos transgénicos y diabetes, celíaca, alzheimer y otras enfermedades.