El aumento en la circulación del plástico a raíz de la crisis hídrica
Montañas de plástico
Uruguay recicla solamente la mitad de los plásticos que le permite su capacidad. En estos meses las ventas de agua embotellada se dispararon hasta alcanzar un punto sin precedentes. Algunos expertos ven este fenómeno con preocupación y alertan sobre un posible problema en materia de gestión ambiental.
El empeoramiento de la calidad del agua corriente hizo que las ventas de agua embotellada subieran exponencialmente. Según los últimos datos de Idretail, empresa que se dedica a los estudios de mercado, estas ventas están experimentando un pico «sin precedentes». En el primer bimestre del año se vendieron unos 50 millones de litros en todo el país (ver «Agua que no has de beber», Brecha, 5-V-23). En lo que va de mayo, se han triplicado las ventas diarias en comparación con el mismo período del año anterior. Esta semana, nuevos datos presentados por Idretail indican que luego de un pico máximo de ventas ocurrido el 11 de mayo («cuando las ventas cuadruplicaron el promedio diario») hubo una disminución acentuada. Según la empresa, problemas en la cadena de suministros ante la demanda excesiva y un posible acopio de agua por parte de la población –ante los pronósticos nada alentadores de las autoridades– pueden explicar la caída. En este sentido, este jueves las autoridades del gremio de comercio minorista (Cambadu) afirmaron que las principales empresas del ramo quebraron su stock, a la vez que se registran problemas en la fabricación de bidones. Entre los muchos costados de la problemática, asoma un nuevo horizonte de preocupaciones: el aumento masivo de circulación de plástico.
Plastic world
Hay muchos tipos de plásticos. Los que Uruguay utiliza en las botellas son los denominados PET (polietileno tereftalato). Según explicó al semanario Ricardo Faccio, profesor grado 5 de la Facultad de Química de la Universidad de la República, esta variedad es elegida por una serie de bondades como «la resistencia, el efecto barrera –que evita el ingreso de organismos externos–, su retención de la gasificación, su peso liviano y el costo barato de su producción». Este tipo de plásticos lleva un proceso de reciclaje especial. A efectos prácticos, el material puede ser utilizado en dos formas: virgen o reciclado.
El proceso por el que debe atravesar el PET para que vuelva a estar en contacto con alimentos es costoso. El procedimiento «implica que luego de haber cortado y limpiado los pedacitos de PET, se debe someter a un proceso de reciclaje químico», dijo Faccio. La solución existe: la fabricación de un material multilaminado, en la que el plástico es fundido –también llamado reciclaje físico– para volver a ser moldeado y se le «pegan» dos capas de PET virgen; queda el material «más sucio» en el medio. Como un «sánguche de plástico», gráfico el investigador. De este modo, ni la bebida ni el ambiente están en contacto con el plástico reciclado físicamente.
Una tarea compleja
Según el Plan Nacional de Gestión de Residuos (que es solamente un plan y no se encuentra reglamentado por ningún decreto), establecido por el Ministerio de Ambiente en diciembre de 2021, Uruguay tiene la capacidad de reciclar aproximadamente 14.500 toneladas de plástico anuales. Sin embargo, en 2019 se procesaron cerca de 7 mil toneladas de desechos plásticos, una cifra muy por debajo de esa capacidad. Según detalla el plan, esto se debe a la baja «disponibilidad de materiales recuperados y a la coyuntura internacional de precios no favorables».
«Se vienen montañas de plástico. No estábamos preparados para gestionar los envases que teníamos hasta ahora», dijo en conversación con el semanario Rocío Guevara, coordinadora de la Comisión de Gestión Ambiental de la Facultad de Química. Según Guevara, en el país hay poco conocimiento y preparación en materia de plásticos. A su vez, explicó que este material es «supernoble» para su reciclaje, dado que el 100 por ciento puede ser reutilizado, pero las condiciones para esa tarea no están dadas. La investigadora aseguró que la población cuenta con escasa cultura de clasificación, y esto hace que la recolección sea compleja. Además, teniendo en cuenta que no es un material biodegradable, está por miles de años en el ambiente y puede terminar en vertederos comunes o en el mar.
Esto último, naturalmente, también presenta un problema. En el contexto del déficit hídrico, la calidad del agua también está en el ojo de los investigadores. Según Guevara, hay que prestar atención a los microplásticos que se generan por el rompimiento de botellas o bidones. Uno de los efectos no deseados en lo que concierne a lo ecológico es que estos materiales afectan a la fauna marina y muchas veces terminan siendo ingeridos por los propios humanos.
Guevara explicó que el reciclaje del plástico en Uruguay se rige por la Ley N.o 17.849 de Reciclaje de Envases, que creó un fideicomiso a través del cual la Cámara de Industria «gestiona e implementa impuestos para quienes producen o importan plásticos». Sin embargo, la ley está trunca: «El gobierno lleva como bandera el no aumento de impuestos, entonces no quiso implementar el de la ley [de Gestión Integral de Residuos] de 2019 y si no tenés financiación, no podés hacer nada», dijo. En lo que respecta a los ciudadanos, el reciclaje tampoco es sencillo pues existen pocos puntos de recolección donde se podría depositar el material para que luego la Intendencia de Montevideo (IM) –en el caso de la capital– lo recolecte y lo lleve a plantas de reciclaje. Una vez allí puede separar, reutilizar o valorizar.
Medidas departamentales
«Estamos trabajando para extender la clasificación domiciliaria de residuos a todo el departamento», explicó a Brecha Leonardo Herou, director general de Gestión Ambiental de Canelones. Herou aseguró que actualmente hay miles de hogares que están separando el material en desechos orgánicos, basura y material valorizable y reciclable; un plan que, según se proyecta, puede alcanzar a 30 mil familias en julio. Además, se prevé la instalación de «ecopuntos» en todo el departamento para la recolección.
Herou dijo que en comparación con 2022 el porcentaje de reciclaje aumentó un 40 por ciento en el departamento y explicó que todo lo que se «recupera» va a cooperativas de clasificadores que lo procesan, acondicionan y vuelcan a la industria del reciclaje. «No es buena noticia que aumenten los residuos, pero ante cualquier aumento, tenemos programas que nos ayudan a captar el material», afirmó. Consultado sobre si ve como un problema el aumento de plástico, el director dijo que «son reciclables, el problema serio es el del agua».
La IM también tomó cartas en el asunto. En conferencia de prensa, la intendenta Carolina Cosse anunció que a partir de este sábado se dispondrá en las ferias de Montevideo de puntos de recolección de botellas, cartones y latas. Cosse exhortó a la población a utilizar estos puntos y enfatizó que ante «este problema tan grave» es un buen momento para «marcar una diferencia en los esfuerzos de clasificación y reciclaje de todo Montevideo y sacar de esta crisis algo bueno». Brecha intentó sin éxito comunicarse con la IM para consultar sobre detalles de este plan.
19 mayo 2023