El
MGAP prohíbe un hormiguicida peligroso y lo sustituye con dos
hormiguicidas peligrosos
9/7/2004
- RAP-AL Uruguay
El
9 febrero del 2004 Uruguay ratificó el Convenio de Estocolmo
sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes. Dicho Convenio
fue aprobado por el Poder Legislativo el día 23 de diciembre
del año 2003 y la Ley correspondiente (N° 17.732) fue promulgada
por el Poder Ejecutivo el día 31 de diciembre de 2003, habiendo
entrado en vigor el 17 de mayo de 2004.
Este Convenio
compromete a los gobiernos a eliminar la producción y emisión
al ambiente de los llamados Contaminantes Orgánicos Persistentes
(COPs). Los COPs son productos químicos muy peligrosos, entre
los que se cuentan varios plaguicidas: Hexaclorobenceno (HCB), Endrin,
Mirex, Toxafeno, Clordano, Heptacloro, DDT, Aldrin y Dieldrin compuestos
químicos industriales Bifeniles Policlorados (PCBs) - Hexaclorobenceno
(HCB) y residuos tóxicos como dioxinas y furanos.
Entre los COPs
que Uruguay se comprometió a eliminar se encuentra el dodecacloro,
que ha sido ampliamente utilizado desde hace años en el país
en hormiguicidas granulados. Muchos años después se
"descubre" que sus impactos son tan graves que ameritan
su prohibición total a nivel mundial y a esos efectos, en cumplimiento
del Convenio de Estocolmo, el 22 de junio de este año el Ministerio
de Ganadería y Pesca resuelve:
1º) Prohibir
el registro y la aplicación de hormiguicidas a base de dodecacloro
para todo uso agrícola;
2º) Revocar
el registro y la autorización de venta de todo producto fitosanitario
a base de dodecacloro para todo uso agrícola; 3º) Otorgar
un plazo de 1 (un) año contado a partir de la vigencia de la
presente resolución, para que todo tenedor a cualquier título
de dichos productos los retire de la venta o circulación.
Descargue
el decreto completo aqui
Pese a todos los
impactos que la aplicación masiva de los hormiguicidas en base
a dodecacloro seguramente han tenido sobre el ambiente y la salud
humana, se podría pensar que su prohibición constituye
un paso adelante y que en definitiva "mas vale tarde que nunca".
Sin embargo, la solución que el Ministerio le encontró
al tema no parece significar ningún paso adelante. Al contrario.
En efecto, la
resolución del MGAP prohíbe a los hormiguicidas en base
a dodecacloro (que se comercializan bajo los nombres de Mirex, Mirenex
y Redmex), pero agrega que "en la actualidad existen posibilidades
reales de enfrentar los problemas fitosanitarios con otros productos
autorizados menos persistentes, como son la sulfluramida y el fipronil".
Lo cual no es una buena noticia.
Llama la atención
que el MGAP apele al uso de estos productos, cuando en Francia se
suspendió, en enero del 2004, la venta de insecticidas a base
de Fripronil debido a la muerte de millones de abejas por la aplicación
de este insecticida en los cultivos agrícolas. Por su lado,
la Agencia Ambiental norteamericana (EPA) identifica a este insecticida
como un posible cancerígeno.
Pero lo más
asombroso, en el marco del Convenio de Estocolmo, es que el Fipronil
es un organoclorado persistente. Es decir, que el MGAP está
promoviendo la sustitución de un contaminante organoclorado
persistente como el dodecacloro (Mirex, Mirenex y Redmex) por otro
contaminante organoclorado persistente: el Fipronil (comercializado
en Uruguay bajo los nombres de Blitz, Clap y Formidor).
La otra alternativa
de sustitución del Mirex que propone el MGAP es la Sulfluramida,
utilizado en hormiguicidas granulados que se venden bajo los nombres
comerciales de uMirex-S, Agrimex y Fluramin). Sin embargo, de acuerdo
a la Agencia Ambiental norteamericana (EPA), observaciones en animales
de laboratorio han mostrado que incluso exposiciones pequeñas
a este producto pueden causar alteraciones en el aparato reproductivo
y en el desarrollo. En los Estados Unidos, las propias empresas que
producen la Sulfluramida ya se han comprometido a retirar del mercado
los productos que contengan esta sustancia antes del año 2016.
En definitiva,
la "solución" encontrada no beneficia ni a la gente
ni al ambiente, ya que se sustituye el uso de un producto peligroso
por dos productos peligrosos. Los únicos que ganan son las
empresas que producen y distribuyen estos productos que además
-a diferencia del Mirex- gozan del beneficio adicional del pago de
las patentes.
María Isabel
Cárcamo
Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América
Latina ( RAP-AL)
rapaluy@chasque.net
http://www.chasque.net/rapaluy/
Julio 2004