La
guerra por el control comercial del cloro se endurece cada vez más
La disputa
desatada en la industria del cloro y la soda cáustica, un sector
clave para el país, se extiende a nuevos frentes y, lejos de
una limpia competencia, es una lucha a muerte
En esta guerra comercial hay dos cuestiones en juego. Una es la importancia
de esos productos en la potabilización del agua y la higiene
general y la otra es el impacto ambiental del mercurio utilizado para
producirlos. La guerra entre las empresas proveedoras en Uruguay se
inició por la aparición de nuevos actores que cuestionan
el monopolio ejercido hasta ahora por Efice y su tecnología en
base al mercurio.
El año pasado, por primera vez en décadas, la empresa
Efice SA perdió una licitación de OSE para la compra de
1.500 toneladas de cloro, adjudicada a la firma Habilis SA por ofrecer
un precio 28,43% menor. Efice
recurrió y consiguió finalmente anular esa decisión
con una resolución de la Presidencia de la República que
se impuso sobre fallos en contrario de OSE y el Ministerio de Medio
Ambiente (Mvotma).
Luego de la anulación de esa licitación, OSE realizó
compras directas de cloro que se contrataron con Habilis por la misma
razón de menor precio. Paralelamente, a fines de 2017, la empresa
Alliance comenzó a producir hipoclorito de sodio y soda cáustica
con capacidad para atender el mercado interno, utilizando tecnología
de membrana, libre de mercurio, lo cual le permite también bajar
los costos operativos.
Amenazado su control exclusivo, Efice lanzó una lucha en los
dos frentes principales, las compras del Estado y el mercado de productos
de limpieza. Habituada a ser única y a contar con protección
oficial, el viejo monopolio no procura adaptarse a la nueva realidad
-que redundaría en productos de mejor calidad y menor costo para
el público-, sino que busca eliminar a sus rivales y restablecer
su hegemonía.
Efice está usando sus apoyos en el Estado y presiona al mercado
para impedir el acceso a la competencia, apostando a que no podrá
resistir mucho tiempo. Para ello bajó drásticamente los
precios que controlaba, pero esto la hace vulnerable también,
porque
sus finanzas no están florecientes y debe asumir la reconversión
tecnológica de su planta antes de 2025, fecha límite del
Convenio de Minamata.
La
batalla de los pliegos
OSE viene
modificando en los últimos años los pliegos de condiciones
para postularse a sus licitaciones, coincidiendo con la nueva situación
en la industria del cloro y la soda. Puede ser un procedimiento normal
si los cambios obedecen a razones estrictamente técnicas, pero
si favorecen arbitrariamente a uno de los interesados, habilita a pensar
que es la manera de asegurar que haya ganadores elegidos "a dedo".
Los nuevos
pliegos de las licitaciones de OSE incluyen una sección de disposiciones
generales, llamada Pliego Único de Bases y Condiciones Generales
para Contratos de Suministros y Servicios no Personales (PUBCG) y otra
sección de disposiciones más específicas para la
finalidad concreta de cada convocatoria que se está realizando,
que es denominada Pliego de Condiciones Particulares (PCP).
El artículo
9 del PUBCG titulado "Requisitos para la presentación
de las ofertas" establece que "el Pliego Particular no podrá
imponer al oferente ningún requisito que no esté directamente
vinculado a la Consideración del objeto de la contratación
y a la evaluación de la oferta, reservándose solo al oferente
que resulte adjudicatario (...) la demostración de estar en condiciones
formales decontratar" (sic).
Sin embargo,
hay una diferencia sustancial entre ese criterio general del PUBCG y
el artículo 9 incluido en los pliegos de condiciones particulares
para las licitaciones de cloro y soda donde se exige, a vía de
ejemplo, que en algún año de los últimos 5 o 10
años anteriores a la convocatoria, el oferente haya tenido ventas
de bienes iguales o similares al ofertado por un monto igual o superior.
En Uruguay
el único organismo público o privado que puede requerir
los grandes volúmenes de cloro y soda necesarios para potabilizar
el agua destinada al consumo de la población es OSE y, hasta
el año 2017, existía un solo fabricante y proveedor de
esos productos. En síntesis, esa cláusula tiene nombre
y apellido, solo la cumple Efice y anula la posibilidad de que se presenten
nuevas empresas.
Esa y otras
cláusulas del PCP en la misma dirección, violan el principio
de igualdad y no discriminación establecido en el artículo
8 de la Constitución, el artículo 149 del TOCAF, los propios
artículos 8 y 9 del PUBCG de OSE y la Ley N° 18.159 de defensa
de la competencia. La protesta de las empresas afectadas determinó
la anulación de sendas licitaciones en noviembre de 2017 y marzo
del año en curso.
OSE se ha comprometido a eliminar las disposiciones discriminatorias,
pero vuelven a aparecer con otra redacción. Al anularse las licitaciones,
como necesita los productos, el ente recurre a la compra directa y aquí
reaparece el problema. La empresa Habilis, que ganó el suministro
de cloro en diciembre y enero últimos, señala que OSE
está cambiando el pliego en cada nuevo llamado haciéndole
más difícil la presentación.
Batalla
por las expectativas
Las últimas
compras directas de cloro de OSE, en enero y marzo de este año,
fueron adjudicadas a Efice pero, para lograrlo, tuvo que colocarse al
nivel de los precios que había cotizado Habilis. A la vez, para
mantener la posición dominante en el mercado y tratar de anular
la competencia de Alliance, Efice se ha visto obligada a bajar el precio
del hipoclorito de sodio en un 59%, de 17 a 7 pesos el litro a granel.
Estas reducciones
violentas de los precios del cloro, la soda y sus derivados, no se manifiestan
aún en la mayor parte de la venta al consumidor familiar porque
para los distribuidores no reflejan una situación estable o un
nuevo equilibrio de fuerzas en el sector. Dicho de otra manera, por
ahora son solo armas de una guerra donde Efice confía en fundir
a la competencia y restaurar la situación anterior.
Tan es así
que esta rivalidad se ha trasladado también a la Asociación
de Industrias Químicas del Uruguay (ASIQUR) donde el pedido de
afiliación de Alliance sufre una demora inusitada. Al parecer,
la gravitación de Efice en la directiva de ASIQUR pesa más
que la declarada misión institucional de defender el desarrollo
de la industria, el cuidado del medio ambiente y el bienestar de la
sociedad uruguaya.
No obstante,
la apuesta puede ser arriesgada para la propia Efice porque no es claro
por cuánto tiempo podrá sostener esas batallas. Desde
la presentación del proyecto de reconversión tecnológica
en 2011 y el relanzamiento espectacular como Proyecto Omega en 2016,
hasta hoy se encuentran pendientes la Autorización Ambiental
Especial solicitada ante la Dinama y el financiamiento del proyecto.
Luego de
diversas modificaciones del original, Efice presentó a fines
del año pasado el Informe Ambiental Resumen para la Puesta de
Manifiesto del proyecto que antecede a la decisión del ministerio.
Si se cumplieran las previsiones de ese informe, las obras podrían
comenzar en enero de 2020, pero los plazos son inciertos ya que la Dinama
está requiriendo a la empresa nuevas ampliaciones de información.
Desde 2011,
la Dinama tiene en la mira la reconversión de Efice, pero las
dilatorias de la empresa han llevado los planes hasta el límite
máximo. Si las obras empezaran en 2020, serían dos años
y dos meses para poner en marcha la nueva tecnología, que se
plantea como previo al desmantelamiento de la planta actual y esto insumiría
dos años y 11 meses y medio más, exactamente al final
del plazo permitido.
Tras sucesivas
intimaciones desde julio de 2016, Efice concluyó en diciembre
último el cerco ordenado por la Dinama para impedir el acceso
de seres humanos y animales al predio contaminado con los desechos de
mercurio descargados por esa industria a lo largo de 30 años.
Aun así,
esta es solo una primera medida de precaución, ya que el terreno
es inundable y no se ha definido aún una solución definitiva.
Víctor
L. Bacchetta
21 marzo
2018