Uruguay
carece de protección adecuada ante el mercurio
Un
informe de IPEN y RAP-AL sobre riesgos de la exposición al
mercurio analiza situación actual del país y las áreas
donde se debe avanzar para lograr una mejor protección.
IPEN es una red global de personas y organizaciones
no gubernamentales dedicadas a promover políticas y controles
públicos de la producción, uso y eliminación
de sustancias tóxicas con el fin de proteger la salud humana
y el ambiente. IPEN se coordina a través de centros regionales
en África, Europa, el Cáucaso, América Latina,
Oriente Medio, Asia del Sur y Sudeste y Asia Central.
A su vez, la Red de Acción
en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL)
reúne a organizaciones e individuos que se oponen al uso
indiscriminado de plaguicidas y a los cultivos transgénicos.
Fomenta alternativas para el desarrollo de una agricultura, socialmente
justa, ecológicamente sustentable y económicamente viable,
que permita alcanzar la soberanía alimentaria de los pueblos.
Dese el año 2009 RAPAL Uruguay comenzó a analizar la
situación del mercurio en el país. El mercurio es un
elemento contaminante de alta movilidad que, liberado al ambiente,
se transforma en compuestos orgánicos más tóxicos,
como el metilmercurio, que se acumula en animales –peces en
particular– y el sistema nervioso, hígado y riñones
de los seres humanos, dañando incluso el cerebro de los fetos.
La industria que utiliza mercurio puede afectar a sus obreros y a
poblaciones vecinas. Así se verificó desde la década
de 1950 en Estados Unidos y Europa, pero el caso más grave
ocurrió en Japón, en la bahía de Minamata, donde
miles de pobladores se intoxicaron por ingerir peces y mariscos contaminados
con el metal. Una industria local descargó en la bahía
entre 1932 y 1968 unas 81 toneladas de mercurio.
Culminando un proceso de discusión internacional, en 2013,
representantes de 128 países firmaron en Kumamoto, Japón,
la Convención de Minamata dirigida a eliminar o reducir los
efectos del mercurio y fijaron el año 2025 como fecha tope
para cerrar todas las plantas productoras de cloro con mercurio. Uruguay
fue impulsor del acuerdo y el segundo en ratificarlo en 2014, con
el apoyo de todos los partidos políticos.
Uno de los primeros problemas tratados por RAPAL Uruguay fueron las
“lámparas de bajo consumo”. Paralelamente, comenzó
a analizar las emisiones de mercurio de las plantas de celulosa y,
más tarde, incluyó a la principal fuente de contaminación
con mercurio existente en el país, la planta de producción
de cloro y soda cáustica de Efice, situada en el kilómetro
25 de la ruta 1 (Montevideo-Colonia).
El nuevo informe dado a conocer este año por IPEN y RAP-AL
es un relevamiento actualizado de la situación del mercurio
en Uruguay y de aquellas áreas en las cuales el país
deberá esforzarse para, en concordancia con el Convenio de
Minamata, eliminar las emisiones de mercurio al ambiente y su contaminación.
Fuentes
de contaminación
El inventario
realizado por el gobierno uruguayo en 2011, con el apoyo del Programa
de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en base a inventarios de
las industrias de productos de consumo y otros con uso intencional
de mercurio, así como de los desechos en el sector de la salud,
estimó las emisiones nacionales de mercurio (Hg) en un máximo
de 3,616 kg Hg/año y un mínimo de 2,201 kg Hg/año.
Las principales fuentes responsables por esas emisiones son:
1. Productos con uso intencional de mercurio – 36% (máximo
1334 kg Hg/año y mínimo 254 kg Hg/año). Esta
categoría incluye termómetros, esfigmomanómetros,
baterías, fuentes de iluminación, interruptores, contactos
y relés, poliuretanos con catalizadores de mercurio, productos
farmacéuticos, etc.
2. Uso intencional de mercurio en procesos industriales – 31%
(1140 kg Hg/año), provienen casi exclusivamente de Efice, la
industria de cloro-soda.
3. Otros productos con uso intencional de mercurio – 19% (máximo
700 kg Hg/año y mínimo 686 kg Hg/año), mayormente
las amalgamas dentales.
Efice comenzó
a producir cloro-soda en 1959 en seis celdas con cátodos de
mercurio provenientes de Italia. Copiando ese modelo, esa empresa
construyó en 1968 cinco celdas, en 1972 agregó otra
y en 1975 instalaron seis celdas más. Entre 1979 y 1985, se
terminaron de montar las 22 celdas que se mantienen hasta el presente,
con una producción de 40 toneladas diarias de cloro y otro
tanto de soda.
Durante más de 30 años Efice vertió los efluentes
por debajo de la ruta 1 en el humedal vecino, que es parte de la desembocadura
del río Santa Lucía, mientras los residuos secos eran
descargados directamente en el terreno. Desde 1992 por exigencia de
la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) esta industria
comenzó a almacenar los residuos en tarrinas plásticas
dentro del predio de la planta.
En junio de 2016, la Dinama le ordenó a Efice la construcción
de un cerco para impedir el acceso de personas y animales al área
contaminada del humedal. Tras sucesivas intimaciones, Efice concluyó
recién en diciembre de 2017 el cerco que, en realidad es solo
una primera medida de precaución, porque el terreno es inundable
y el cerco es una valla de alambre que permite la entrada y salida
del agua.
La Dinama
estimó en 2011 que Efice consumía 1.140 kgr. de mercurio
al año y tenía acumuladas 8,83 toneladas del metal y
2.042 toneladas de residuos húmedos, sin contar las instalaciones.
La ONU le asignaba a esta empresa un consumo anual de 1.850 kgr. de
mercurio en 2013. Sin embargo, la importación de mercurio por
Efice entre 2012 y 2017 alcanzó un promedio anual de 2.652
kgr.
La Dinama reclama desde 2011 la reconversión tecnológica
de la industria de cloro-soda, pero por las dilatorias de la empresa
coincidirá con el plazo final del Convenio de Minamata. Este
año, una firma uruguaya comenzó a producir cloro sin
mercurio, pero Efice recurre a los apoyos políticos y la reducción
drástica de los precios para inviabilizar a la competencia
y mantener sus privilegios de monopolio.
Las
acciones pendientes
"Uruguay
no cuenta con lugares seguros de almacenamientos de desechos con mercurio
domiciliaros ni hospitalarios", afirma en sus conclusiones
el informe de IPEN y RAP-AL. En la mayoría de los casos, estos
desechos han sido almacenados en los mismos lugares y tampoco hay
soluciones a mediano o largo plazo para el pre-tratamiento y descontaminación
de desechos conteniendo mercurio.
"Como
consecuencia directa la mayoría de los productos que contienen
mercurio se disponen conjuntamente con los desechos municipales y
termina en vertederos o depósitos que no son apropiados",
agrega el informe. Otros desechos como las amalgamas suelen descargarse
en el sistema de saneamiento, lo que deriva en emisiones de mercurio
en el aire, liberaciones al agua y suelo.
A mediados
de 2015, la Dinama, el Ministerio de Salud Pública, la ONU
y la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional presentaron
el proyecto de una planta de tratamiento de desechos de productos
con mercurio. "Lamentablemente, la planta no ha sido construida
(...) Los desechos se siguen almacenando en locales varios, siendo
en la mayoría de los casos una amenaza latente",
señala el trabajo de IPEN y RAP-AL.
En este momento se encuentra en discusión a nivel ministerial
un "Reglamento de Gestión de lámparas y otros
artículos con mercurio y sus residuos", elaborado
por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente,
que en caso de ser aprobado, deberá ser firmado por los ministerios
de Salud Pública, Industria, Energía y Minería,
Relaciones Exteriores y Economía y Finanzas.
"Cuando sea aprobado y comience a implementarse ayudará
al menos a minimizar y en un futuro a eliminar el uso del mercurio
en productos", sostiene el informe de IPEN y RAP-AL.
Con respecto a la actitud de Efice, el informe señala que "algunas
organizaciones no gubernamentales, incluyendo RAPAL Uruguay, visualizan
que ésta podría ser una estrategia para que la empresa
se declare en bancarrota". De esa manera, Efice no se haría
cargo de la contaminación que ha provocado en los alrededores
de la planta y el costo de la descontaminación tendría
que ser pagado por el Estado uruguayo.
"Aún como país se está lejos de alcanzar
niveles adecuados de minimización a la exposición por
mercurio", afirman IPEN y RAP-AL a pesar de reconocer que
Uruguay ha avanzado en la búsqueda de alternativas para la
gestión ambientalmente adecuada del ciclo de vida de los productos
con mercurio y sus residuos.
Para esas organizaciones, el rol del consumidor es muy importante,
debe contar con la posibilidad de elegir productos libres de mercurio,
y a su vez, tiene la misión de exigir depósitos seguros
de descarte. "Sin embargo -agregan- para que esto ocurra,
la población debe estar sensibilizada, concientizada y educada
sobre los temas ambientales, solo así, podrá elegir
con una conciencia ambiental".
Del 19 al 23 de noviembre próximo se reunirá en Ginebra,
Suiza, la Segunda Conferencia de las Partes de la Convención
de Minamata, con el fin de evaluar la marcha de la implementación
de sus acuerdos. De los 128 signatarios iniciales, la convención
ha sido ratificada hasta el momento por 101 países.
Víctor
L. Bacchetta (en
Sudestada, 11/11/2018)