Contaminación
iluminada: lámparas de “bajo consumo”
En agosto
del 2008 la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones
Eléctricas (UTE) llevó a cabo el plan llamado “A
todas luces” que consistió en distribuir lámparas
de “bajo consumo” entre sus clientes. Dicho plan se implementó
en el marco de las políticas de promoción del uso “eficiente”
de la energía eléctrica.
Durante
el 2012 se han distribuido lámparas de “bajo consumo”
gratuitamente con la compra de los diarios El País, La República,
El Observador y Últimas Noticias. Esta ha sido otra modalidad
de continuar con el plan y promover el uso “eficiente”
de la energía eléctrica.
La lámpara
compacta fluorescente o CFL (sigla del inglés compact fluorescent
lamp) también conocida como “lámpara de bajo consumo
o eficientes” tienen mercurio, tanto en polvo de fósforo
como en vapor, elemento esencial para la genera¬ción de
luz en este tipo de lámparas. Su interior, se calienta con
la corriente, al entrar en contacto con un polvo fluorescente produce
luz. Las lámparas que se encuentran en el mercado uruguayo
contienen, por lo general, alrededor de 5 miligramos de mercurio,
pero pueden tener más también.
¿Qué
hace que estas lámparas puedan ser más eficientes?
Las lámparas
“eficientes” utilizan menos energía debido principalmente
a que producen menos calor que las incandescentes y en teoría
su duración es mayor. Sin embargo su duración va a depender
de la calidad, de los ciclos de encendido y apagado de las lámparas,
y por otro lado de qué tipo de luminaria se utilice, si esta
es muy cerrada, las altas temperaturas también reducirán
su utilidad.
¿Qué
es el mercurio?
El mercurio
es un metal pesado que se encuentra en la naturaleza y se lo vincula
con una gran cantidad de efectos sobre la salud humana y silvestre.
Cuando se lo libera al ambiente es transportado globalmente y puede
depositarse en cualquier parte del planeta. El mercurio termina acumulándose
en los sedimentos de los fondos de los lagos, donde se transforma
en una sustancia más tóxica aún, el metilmercurio,
que se acumula en el tejido de los peces.
Es un potente
neurotóxico, esto significa que daña el sistema nervioso
central. Es un contaminante global, persistente, bioacumulable y altamente
tóxico. La exposición al mercurio puede afectar adversamente
al cerebro, la médula, los riñones y el hígado.
El mercurio atraviesa fácilmente la placenta, pasando de la
madre al feto, lo que puede dañar el desarrollo neurológico
de este último.
Lámparas
“eficientes” contaminan durante todo su ciclo de vida
Estudios
han demostrado que las emisiones de mercurio ocurren durante la producción
de lámparas fluorescentes, especialmente en la dosificación
del mercurio líquido, generando una contaminación alrededor
de los sitios de producción, provocando riesgos para la salud
de los trabajadores, entre las que se encuentran alteraciones neurosicológicas
y motrices.
El mercurio
también puede ser liberado cuando las lámparas son transportadas
desde la fábrica hasta el comercio, durante el almacenamiento,
exposición en las góndolas, en su instalación,
o al momento de su eliminación, en todas estas instancias las
lámpara pueden romperse y el mercurio ser liberado.
Si la lámpara
es tirada “intacta” a los contenedores de basura, papeleras,
o rellenos sanitarios, situación casi improbable, en algún
momento se romperá y el mercurio será liberado, y en
este caso los que se contaminaran serán los hurgadores y recicladores
y el mercurio entrará a la atmósfera.
Hace cuatro
años que estas lámparas se encuentran en circulación
en nuestro país, ¿Cuánto mercurio habrá
entrado durante estos años al medio ambiente?
Uruguay
no tiene un sistema de recolección de estas lámparas,
y pasará mucho tiempo, sino años para que se implemente
uno, básicamente porque no es rentable llevar a cabo un sistema
de recolección y recuperación del mercurio. ¿Será
más rentable seguir contaminado?
Por otro
lado, si las lámparas se reciclasen, el mercurio puede evaporarse
durante la trituración, en la recuperación del mercurio,
así como con la fundición de metales. O sea que no hay
escapatoria.
Lámparas
“eficientes” en el hogar
La mayoría
de los usuarios de las lámparas “eficientes” desconoce
lo que compra y/o le regalan, tampoco son conscientes de los riesgos
para la salud y el medio ambiente que el mercurio ocasiona. Las etiquetas
muestran la información en relación a la eficiencia
energética, pero no aclara, eficiencia energética comparada
con qué. Si bien es cierto, generalmente se menciona la cantidad
de mercurio que tiene el producto, pero no así se proporciona
información sobre esta sustancia altamente tóxica, tampoco
sobre los pasos a seguir en caso de rotura y la manera apropiada de
eliminación.
¿Ahorro
de energía?
De acuerdo
a UTE, el uso de estás lámparas permitirá un
ahorro aproximadamente de un 2% de la energía vendida en un
año. Cabe preguntarse ¿Cuánto es el porcentaje
de energía que se gasta en otros aparatos electrónicos
utilizados en el hogar, que justifique esta contaminación global?
Estas lámparas
son fabricadas en China, ¿Cuánta energía se gasta
en embalaje y transporte? Son más pesadas que las incandescentes,
mayor peso, mayor uso de energía. Sin embargo, esta energía
consumida no ha sido contabilizada.
De acuerdo
al Ministerio de Industria y Energía de nuestro país,
del consumo total de energía el 21% es residencial, de este
porcentaje el 5.8% es utilizado en iluminación.
Según
experiencias de usuarios consultados que tienen en sus casas al menos
dos lámparas de “bajo consumo”, no han experimento
disminución en el recibo de luz, tal vez sea que el gasto de
energía en iluminación residencial cumple un papel casi
insignificante y por esa la razón el supuesto “ahorro”
no sea tal.
Sin embargo
una cosa sí es real, ha aumento la liberación de mercurio
en nuestro país y a nivel global, y también otros metales
pesados, como es el caso del cadmiun, plomo y cromo, liberados como
sales, desde su fabricación hasta su disposición final,
y eso debería de ser una preocupación por parte de las
autoridades, situación que a “todas luces” es contaminante.
María
Isabel Cárcamo
Agosto 2012