La
UE prohíbe el insecticida Fipronil para tratar semillas de maíz
y girasol
Y en Uruguay ¿Qué pasa?
La Unión
Europea ha acordado a mediados de julio prohibir la utilización
del insecticida Fipronil para el tratamiento de semillas de maíz
y de girasol a partir del 31 de diciembre, tal y como ha propuesto la
Comisión Europea por el riesgo "agudo" de este agrotóxico
para la población de abejas.
Un total
de 23 países han apoyado la moción de la Comisión
Europea, dos Estados miembros han votado en contra, España y
Rumania, y tres países se han abstenido en la votación.
La Comisión
Europea ha propuesto a los Estados miembros que el Fipronil "ya
no será autorizado" para el tratamiento de semillas de maíz
y de girasol y restringir los cultivos en los que se pueda utilizar
el insecticida para el tratamiento de semillas.
El planteamiento
del Ejecutivo comunitario contempla la posibilidad de conceder autorizaciones
para el tratamiento de semillas que sólo se cultivarán
en invernaderos, pero esta excepción no será aplicable
a los puerros, cebollas y chalotas (pequeña cebolla pero con
"dientes" como los ajos) o las hortalizas de la familia 'brassica'
como los repollitos de bruselas, la coliflor o el brócoli donde
las semillas tratadas puedan también cultivarse en el campo dado
que su cosecha tiene lugar antes de la floración.
Las medidas
restrictivas contra el insecticida se aplicarán desde el 31 de
diciembre de 2013, aunque el Ejecutivo comunitario ha dejado claro que
las semillas que han sido tratadas podrán cosecharse hasta el
28 de febrero de 2014.
Las autoridades
nacionales son las responsables de garantizar que las restricciones
se apliquen correctamente.
El Fipronil
pertenece a la familia de los fenilpirazoles y se emplea generalmente
para matar determinados insectos en tierra, cuando aún son larva.
La UE ya prohibió a finales de abril durante dos años
tres agrotóxicos de la familia de los neonicotinoides comercializados
en Europa por Bayer y Syngenta: clotianidina, tiametoxam e imidacloprid
por el riesgo que entrañan para las abejas. Estos químicos
pueden afectar al sistema nervioso de los insectos causándoles
parálisis y hasta la muerte, pero no suponen un riesgo para la
salud humana.
La prohibición
de estos tres insecticidas se ha realizado de acuerdo al comisario de
Salud de la Unión Europea, Tonio Borg, con el objetivo de "hacer
el máximo esfuerzo para proteger la población de abejas
en Europa". "Y el acuerdo con los Estados miembros no sólo
cumple esta promesa sino que marca otro paso significativo para materializar
la estrategia global de la Comisión para atajar la reducción
de abejas en Europa".
Fipronil
en Uruguay
El Fipronil
es un potente insecticida, que afecta particularmente a las abejas,
pero también a peces y aves. Es además nocivo para la
salud humana y animal en general. Fue establecido como sustituto del
insecticida organoclorado mirex para combatir hormigas por el Ministerio
de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2004, algunos meses
después de que en Francia se suspendiera su venta debido a la
muerte de millones de abejas por la aplicación de Fipronil en
los cultivos agrícolas.
A fines de
febrero de 2009 la Dirección General de Servicios Agrícolas
(DGSA) resolvió una restricción parcial del uso del Fipronil,
prohibiendo su uso “en floración de cultivos, praderas
y campos naturales”. Así, la resolución implica
la prohibición del uso de Fipronil solamente durante el período
en que los cultivos florecen.
En marzo
2009 solo queda permitido como hormiguicida y para control del gorgojo
acuático en el cultivo de arroz, ya sea en aplicación
foliar o como curasemilla.
Es importante
destacar que si bien esta medida es importante, en particular para la
apicultura, no es menos cierto que los usos aún autorizados continuarán
causando daños en el ambiente, ya que el Fipronil es usado masivamente
para el control de la hormiga en los monocultivos agrícolas y
forestales. En efecto, se debe de tener en cuenta que la abeja no solo
se alimenta a base de néctar y que la colmena (que tiene entre
50.000 a 60.000 abejas en verano) consume aproximadamente dos litros
de agua por día y los diferentes cursos de agua pueden también
estar contaminados.
Además
el Fipronil es un insecticida altamente persistente, que tiene efectos
adversos sobre la salud humana, y que ha sido identificado como posible
cancerígeno por la agencia ambiental estadounidense (EPA). El
Fipronil se bioacumula, no se descompone naturalmente y puede permanecer
largos períodos, incluso años, en el ambiente antes de
desintegrarse. Puede acumularse en los tejidos humanos y animales. Es
menos tóxico para los mamíferos que para algunas aves,
peces y la mayoría de los invertebrados, para los cuales puede
ser muy tóxico.
Por lo tanto,
las huellas de este insecticida quedarán por largas décadas
en nuestros suelos, agua y acumulado en los tejidos de los seres vivos.
RAPAL Uruguay
Julio 2013