"Boom"
de los biocombustibles dispara temores
El uso de energía
más ´limpia´ causa deforestación, alertan
ONG
Por Mario Osava
*
El Universal - Sábado 16 de septiembre de 2006
RÍO DE JANEIRO.-
Los biocombustibles crecen en América Latina y alimentan sueños
de abundancia de países como Argentina y Colombia. Pero la experiencia
de Brasil, el pionero, plantea interrogantes sobre el potencial impacto
ambiental de esta fuente energética.
De la mano del etanol
y el biodiesel, el presidente Lula da Silva se propone convertir en
una potencia energética a su país, cuyo vuelo económico
fue atajado en los años 70 por la dependencia del petróleo
importado y sus bruscas alzas de precios.
Sin embargo, ecologistas
advierten que aunque los biocombustibles reducen los gases del efecto
invernadero (causantes del cambio climático), también
pueden desatar una fuerte expansión de monocultivos, que destruyen
la biodiversidad.
Solitario durante
tres décadas en el uso masivo del etanol -o alcohol etílico-
para sustituir parte de la gasolina, Brasil desarrolló tecnologías
y una economía cañera que le aseguran una competitividad
absoluta en la exportación del insumo, aún limitada por
barreras proteccionistas y un mercado internacional titubeante. Y pretende
disputar el mercado de biodiesel, en el que no es pionero.
Otros países
de la región quieren emular la estrategia brasileña. Colombia
y Argentina se destacan por fortalecer legislaciones para el fomento
de los biocombustibles.
Una ley aprobada
en 2001 estipula que la gasolina colombiana debe tener 10% de etanol
en 2009 y alcanzar gradualmente 25% en 15 a 20 años. Una legislación
similar se prepara para el biodiesel, con base en la palma africana,
de la que ya se producen 600 mil toneladas anuales de aceite con fines
alimentarios.
"Colombia puede
ser el tercero en producción de biocombustibles, superada sólo
por Estados Unidos y Brasil, si le es favorable la producción
de aceite de palma para el biodiesel", dijo a Tierramérica
David Cala, director de la Corporación para el Desarrollo Industrial
de la Biotecnología (Corpodib), que reúne institutos,
empresas y centros tecnológicos.
Las exportaciones
podrían llegar a 10 millones de litros diarios de alcohol de
caña y remolacha y 3 millones de toneladas anuales de biodiesel,
para dentro de 15 ó 20 años, estimó.
En Argentina, la
Ley de Biocombustibles impone 5% de biodiesel y de etanol en los derivados
petroleros a partir de enero de 2010.
"Ese mínimo
obligatorio, que puede ser más", exige 600 mil toneladas
anuales de biodiesel y 160 mil de etanol para el mercado interno, que
absorberían sólo 8% y 3% de la actual producción
nacional de soya y maíz, respectivamente, señaló
a Tierramérica Miguel Almada, economista del Programa Nacional
de Biocombustibles. Además "se está desarrollando
una industria de exportación de etanol y biodiesel de alrededor
de 2 millones de toneladas por año", acotó.
Estos pronósticos
económicos optimistas deben tomar en cuenta la variable ambiental.
Y la experiencia brasileña conoce algunas lecciones.
"Preocupa que
un nuevo ciclo económico basado en biocombustibles desate la
expansión de monocultivos y su consecuente deforestación",
dijo a Tierramérica Délcio Rodrigues, experto en energía
de Vitae Civilis, organización no gubernamental brasileña
muy activa en el control del cambio climático.
La economía
cañera no es un buen ejemplo ambiental. En el estado de Sao Paulo,
que produce 70% del alcohol brasileño, las empresas no respetan
el Código Forestal, que exige preservar la naturaleza en 20%
de las propiedades rurales, ya que se queman los cañaverales
para facilitar la cosecha, lo que contamina el aire local, observó
Rodrigues.
La soya, la principal
materia prima del biodiesel por su gran producción actual, "ya
se convirtió en uno de los principales factores de la deforestación
amazónica y del Cerrado, bioma de sabanas y bosques bajos que
ocupa la extensa área central de Brasil", según el
experto.
El biodiesel empezó
a adicionarse al diesel petrolero en Brasil en una proporción
de 2%, y se elevará a 5% en 2013. Y el país también
optó por el H-BIO, un proceso de hidroconversión desarrollado
por Petrobras, que añade hasta 18% de cualquier aceite vegetal
o animal en la refinación del petróleo para producir el
diesel.
Se prevé
un consumo de 840 millones de litros de biodiesel en 2007, con la mezcla
de 2%. El programa fue diseñado para favorecer la agricultura
familiar en la producción de ricino, palma y otras fuentes de
aceite vegetal, con exenciones de impuestos especialmente en las regiones
más pobres de Brasil. El plan involucra a los pequeños
agricultores sólo como proveedores de oleaginosas, sin incluirlos
en el proceso agroindustrial, criticó Rodrigues.
* Con aportes de
Marcela Valente (Argentina) y Yadira Ferrer (Colombia)
Fuente:
http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=142914&tabla=nacion