Qué
hay detrás de los agrocombustibles
CONCLUSIONES DE
LAS JORNADAS LOCALES SOBRE IMPACTO DE LOS MODELOS DE MONOCULTIVO
Son promocionados aquí
y en el resto de los países de la región. En respuesta,
dicen, a la crisis del petróleo. Pero esto de poner la agricultura
a producir energía en lugar de alimentos, acentuará el
monocultivo y el neocolonialismo. Argentina no sólo seguirá
vendiendo forraje (soja) para alimentar los animales de corral de Europa.
Ahora se le ha asignado el rol de proveedor de energía verde,
para llenar los tanques de
los vehículos que circulan en el primer mundo.
Por Marcelo Lorenzo
El mundo rico viene buscando, desesperadamente,
un sustituto del petróleo, un recurso no renovable y cada vez
más caro. Y parece haberlo hallado en los "biocombustibles"
.
Con ese objeto han convencido a
países de la región, como la Argentina, de que ése
es su nuevo "destino manifiesto": el de proveedor de energía
verde para el primer mundo, cuyos motores podrán así seguir
funcionando.
La apuesta es por la explotación
a gran escala de bioetanol y biodiesel. El etanol se produce con la
biomasa del azúcar y del maíz. En tanto que el biodiesel
con aceite vegetales obtenidos de commodities como la soja, la
palma, el algodón, la colza y el girasol.
El nuevo rediseño global,
implica adaptar la estructura agraria de nuestros países, que
hasta ahora sólo servía a la industria alimenticia, a
los nuevos requerimientos energéticos.
Éste es el cuadro inquietante
que trazaron el sábado en Gualeguaychú, en la Jornada
sobre Impacto de los Modelos de Monocultivo que se desarrolló
en el Teatro, Stella Semino y Lilian Joensen, dos especialistas del
Grupo de Reflexión Rural (GRR).
Semino es licenciada y Joensen es
bióloga molecular. Ambas viven en Dinamarca, desde donde vienen
impugnando, con distintos trabajos intelectuales, el modelo de los agronegocios
globales. Sobre todo estudiaron
los efectos perniciosos de la soja transgénica.
La agroenergética global,
según explicaron en Gualeguaychú, va a cambiar definitivamente
el sentido de nuestra agricultura, que ya ha sido modificada radicalmente
para producir forraje (soja) en gran escala, para alimentar los
animales de corral de Europa y China.
Todo es parte, según dijeron,
de la llamada Revolución Verde, un vasto programa mundial ideado
por las trasnacionales del sector, que desde hace décadas avanzan
sobre el mundo rural.
El paquete incluye los transgénicos,
la biotecnología, la nanotecnologí a, los monocultivos,
y ahora los agrocombustibles.
Semino explicó que el mundo
rico, especialmente Europa, planea enfrentar la escasez energética,
no frenando sus pautas de consumo, o sus niveles de bienestar, sino
abasteciéndose de agrocombustibles de los países
periféricos.
Para países como Argentina,
esto supone acentuar el modelo del monocultivo, que acaba con la biodiversidad
y rompe la trama social del campo, expulsando más gente del interior
a la periferia de las grandes ciudades (Buenos Aires).
El esquema se "vende"
a la opinión pública argentina con el argumento de que
así, exportando energía verde, se conseguirán más
divisas (aunque éstas luego se destinen a pagar deuda externa).
"No hay que hablar de bio-combustibles,
porque 'bio' es una palabra muy noble. Hay que hablar, en realidad,
de agrocombustibles" , aclaró Semino, quien criticó
la ley de promoción de este negocio que se votó en Argentina
el año pasado.
"Esta ley es una excusa para
abrir la Argentina como un mercado exportador de diesel y etanol a Europa
y Estados Unidos", indicó. El Estado argentino alienta fiscalmente
el negocio:
"Será más conveniente
vender el diesel de la soja que el aceite de soja comestible. Y esto
porque se sacarán retenciones. Actualmente, se aplica un 27%
para la exportación de soja. Cuando se fabrique aquí el
diesel de soja, la retención será de sólo un 2,5%",
explicó.
"La presión que se va
a venir en nuestros territorios será muy fuerte", dijo al
vaticinar la puja que las trasnacionales van a desatar por el control
de vastas extensiones de tierra.
Al respecto, dijo que la agriculturizació
n desbocada en marcha, ligada al monocultivo de la soja, cuya contracara
es la dramática desforestació n de la Argentina, se acentuará.
(Argentina ya perdió el 75% de sus bosques
nativos originales, y su tasa de deforestación triplica la media
mundial, según algunos estudios).
El negocio de los agrocarburantes
tendrá, así, una explosión en nuestros países,
bajo la promoción de los gobiernos locales. "Los europeos,
como saben que esto va a originar presión social, ya están
formulando
certificados verdes, con el argumento de que se va a respetar el medio
ambiente y a las sociedades que viven alrededor de los cultivos. Todo
un montón de cuentos, que le harán a los mismos consumidores
europeos", declaró Semino.
Marcando el paso
La especialista criticó al
gobierno argentino por fomentar los agrocombustibles, que en su opinión
es una vuelta de tuerca al "neocolonialismo" que Europa, como
hace Finlandia con la pastera Botnia en Uruguay, aún ejerce en
nuestra región. "Los representantes de Agricultura de la
Nación van a Europa a vender este negocio. Lo hizo en Bruselas
el representante argentino", censuró.
En su exposición en el Teatro,
Semino planteó una inquietud: "Tenemos que ver cómo
hacemos para decirle 'no' a toda esta gente que viene a decidir por
nosotros que hacer con lo nuestro".
"Nunca vi el nivel de colonialismo
que estoy viendo este último año con los europeos",
disparó la profesional que reside en Europa, en abierta crítica
al gobierno de Kirchner. "Es más que evidente, quizá
peor que en la época de
las minas del Alto Perú. Es una cosa de disponer de lo nuestro
de una manera grosera", sentenció.
Y al servicio de este esquema neocolonial,
Semino incluyó a agrupaciones "supuestamente" ambientalistas
como Greenpeace y Vida Silvestre. "Están trabajando en connivencia
con las compañías y con los gobiernos", sostuvo.
"Los gobernantes de las provincias
argentinas han salido a abrir fábricas de etanol por todos lados",
criticó al explicar el poder con que funciona este neocolonialismo
de nuevo cuño.
"La usina de ideas de este
negocio no empezó acá, no empezó en ningún
Estado democrático. La usina de ideas empieza con las empresas
trasnacionales y con un puñado de tecnócratas, que quieren
seguir disponiendo del mundo", señaló por último.
En tanto Joensen dijo que en lugar
de hablar de biocombustibles hay que hablar de "necro-combustibles"
, al explicar que el negocio global es sinónimo de muerte.
La especialista pasó revista
a una serie de encuentros mantenidos entre firmas trasnacionales (Bayer,
Monsanto, Dow Agrochemical, Syngenta), funcionarios y empresarios argentinos,
para promocionar los agrocombustibles
en Argentina.
De esos encuentros quedó
armada una agenda para convertir al país en un proveedor de energía
verde para Europa. En esa agenda, comentó Joensen, los europeos
vienen presionando para que se extienda en gran escala en Argentina
el cultivo de la colza, para utilizarlo como agro-combustible.
Quienes hacen lobby a favor de que
los países como Argentina produzcan esta materia prima -agroenergéticos-
son las petroleras y la industria automotriz mundial, indicó.
Son de estos sectores de donde vendrán las "inversiones"
para estas pampas.
"Aparte de que acá está
el compromiso de reducir a nada los impuestos (retenciones) para favorecer
la exportación de los agroenergéticos, allá en
Suecia y en Francia, por ejemplo, están proponiendo no cobrarle
estacionamiento a los dueños de los autos que usen biodiesel
y demás", explicó Joensen para graficar la magnitud
del negocio global que se viene.
Fuente: http://www.eldiadeg
ualeguaychu.com.ar/portal/ index.php? option=com_content&task= view&id=19524&
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