Los
biocombustibles no resuelven sino que agravan el Cambio Climático
Ecoportal - Octubre
2006
El argumento de
la “bondad” de los biocombustibles es que no contribuyen
a las emisiones de carbono. Pero el volumen de combustibles fósiles
que la civilización “petrolera” quema en un año
contiene una cantidad de materia orgánica equivalente a cuatro
siglos de plantas y animales.
El volumen de combustibles fósiles
que la civilización “petrolera” quema en un año
contiene una cantidad de materia orgánica equivalente a cuatro
siglos de plantas y animales.
"Debemos acabar con la adicción
al petróleo”, dijo George W. Bush en un Mensaje a la Nación.
Pero no estaba pidiendo a la población que utilizara menos combustible.
Al contrario, lanzó la “Iniciativa de Energías Avanzadas”,
que aumenta el presupuesto federal en un 22% para volcarlo a la investigación
de tecnologías de energía “limpias”. Esto
incluye los biocombustibles, como el etanol y el biodiesel, que se obtienen
de aceites de cultivos agrícolas convencionales (como soja y
maíz) u otras oleaginosas (en especial palma aceitera), caña
de azúcar u otros cereales.
Frente al problema del calentamiento climático
provocado por la enorme emisión de carbono, los gobiernos de
los países industrializados no se plantean reducir la demanda
sino que tratan de arreglarlo por el lado de los suministros. La sustitución
de petróleo por biomasa implica la ocupación de enormes
extensiones de tierra con monocultivos.
La Unión Europea desea que a finales
de 2007, un 2% del uso del combustible que ahora utiliza provenga del
biodiesel, subiendo a un 6% para 2010 y a un 20% para 2020. Pero es
muy poco probable que dedique sus suelos a este tipo de cultivos: el
costo del biocombustible es bastante más bajo si los cultivos
energéticos se producen en otros países. Y no solo por
el costo. Como señala el periodista británico George Monbiot:
“Para mover nuestros coches y autobuses con biodiesel se requerirían
25, 9 millones de hectáreas. Existen en el Reino Unido 5,7 millones
de hectáreas. Si esto sucediese en toda Europa, las consecuencias
sobre el suministro de alimentos serían catastróficas:
lo suficiente para inclinar la balanza de ser excedentarios a ser deficitarios
netos. Si, como algunos ambientalistas reclaman, esto se tuviese que
hacer a escala mundial, entonces, la mayor parte de la superficie arable
del planeta debería dedicarse a producir alimentos para coches,
no para personas. Estas perspectivas, parecen, a primera vista, ridículas.
Si no se pudiese cubrir la demanda de alimentos, ¿no se aseguraría
el mercado de que las cosechas se utilizasen para alimentar personas,
en vez de vehículos? No existen seguridades al respecto. El mercado
responde al dinero, no a las necesidades”.
De manera que ha comenzado la etapa siguiente
de la colonización y el mundo industrializado apunta a los países
del Tercer Mundo, donde las empresas pueden apropiarse de grandes extensiones
de tierra y mano de obra barata y despreocuparse de los graves impactos
ambientales que acarrea el establecimiento de grandes plantaciones de
monocultivos, de las que se refinarán los biocombustibles, a
expensas de bosques y de tierras aptas para el cultivo de alimentos.
Así, las plantaciones de soja en Argentina
van desplazando poco a poco a los bosques de quebracho en el Chaco,
mientras que en Paraguay reemplazan Pantanal, Mata Atlántica
y Chaco y en Brasil Bosque Amazónico, Pantanal, Mata Atlántica,
Cerrado y Caatinga. Entre 1990 y 2002, el área de palma aceitera
plantada a nivel mundial aumentó en un 43%. La mayor parte de
este crecimiento tuvo lugar en Indonesia y Malasia. Entre 1985 y 2000,
las plantaciones de palma aceitera han sido responsables de un 87% de
la deforestación de Malasia y hay planes de ocupar 6 millones
de hectáreas más de bosques. En Sumatra y Borneo, alrededor
de 4 millones de hectáreas de bosque se han convertido en tierra
de cultivo de palmeras. En Indonesia se ha desalojado de sus tierras
a miles de indígenas y los trabajadores indonesios de las plantaciones
sufren el rigor de las condiciones de trabajo y la brutal represión
sindical (ver boletín del WRM Nº 109). Los incendios forestales
que tan a menudo cubren la región de humo son provocados en su
mayoría por los cultivadores de palmeras (ver boletín
del WRM Nº 97). Toda la región se está convirtiendo
en un campo gigante de aceite vegetal. En Uganda ha comenzado la destrucción
de bosques tropicales y tierras boscosas indígenas para la producción
de palma aceitera y azúcar, y desde que se talaron los bosques
de la península Bwendero, las islas Ssese están siendo
destruidas por fuertes vientos y salarios bajos (ver boletín
Nº 109 del WRM).
El argumento de la “bondad” de
los biocombustibles es que no contribuyen a las emisiones de carbono;
su combustión devuelve a la atmósfera el dióxido
de carbono que las plantas absorbieron cuando estaban creciendo en el
campo, con lo cual serían "neutrales en materia de emisiones
de carbono". Pero esto solo es verdad dependiendo de qué
había en el suelo antes de que se estableciera la plantación.
La tala y quema de bosques para dar lugar a las plantaciones de palma
liberan enormes reservas de carbono. En los bosques cenagosos, que crecen
en turbas, una vez cortados los árboles, los plantadores desecan
el suelo. Cuando la turba se seca, se oxida y libera aún más
dióxido de carbono que los árboles.
Por otro lado, investigaciones de David Pimentel,
profesor de la Universidad de Cornell en Nueva York y Tad Patzek, profesor
de ingeniería química en la Universidad de Berkeley en
California, revelan que con los métodos de procesamiento actuales,
se gasta más energía fósil para producir el equivalente
energético en biocombustible. Aun cuando las investigaciones
incluyen en sus cálculos la energía necesaria para construir
las plantas procesadoras, la maquinaria agrícola, y el trabajo
--que no se suelen incorporar en este tipo de análisis--, no
incluyen los costos del tratamiento de desperdicio y desechos, o los
impactos ambientales de los cultivos bioenergéticos intensivos
como la pérdida de suelos y la contaminación ambiental
por el uso de fertilizantes o plaguicidas. Todo esto da por tierra aquello
de la neutralidad de los biocombustibles en materia de emisiones de
carbono.
Los biocombustibles no se plantean cambiar
el modelo actual de producción insustentable de energía
destinada a un consumo insostenible y no harán más que
agregar nuevos problemas a la humanidad. Pero su peor pecado es que
se disfrazan de solución. www.ecoportal.net
* WRM
Movimiento Mundial por los Bosques
http://www.wrm.org.uy