Cambio
climático: flagrante violación de los derechos humanos
Eso
que llaman con tanta elegancia “cambio climático”
es en realidad una de las violaciones más flagrantes de derechos
humanos que se hayan cometido en la historia. Es un crimen de lesa humanidad.
Ya
hay gente que muere o se queda sin techo, o sufre hambre y malnutrición,
a causa de las modificaciones del clima. Países enteros, y principalmente
los pequeños estados insulares, están siendo testigos
de subidas del nivel del mar que quizás los hagan desaparecer
bajo el agua dentro de pocos años. Quienes viven en zonas bajas
cercanas a los océanos se enfrentan a la misma amenaza. Las comunidades
de las montañas están viendo cómo se derriten el
hielo y la nieve que los abastecen de agua y les permiten realizar tareas
productivas durante todo el año.
El
cambio climático no está simplemente “ocurriendo”,
sino que es el resultado de un modelo económico socialmente injusto
y ambientalmente destructor, impuesto en todo el planeta por una minoría
empresarial. El cambio climático es un crimen que está
cometiendo un grupo muy poderoso de grandes empresas, aliadas con gobiernos
también muy poderosos que les garantizan impunidad.
Lo
que vuelve aún más dramático el problema es que,
incluso si los responsables aceptaran adoptar inmediatamente las medidas
necesarias para evitar mayores cambios, los derechos básicos
de millones de personas seguirían siendo violados como consecuencia
de los cambios meteorológicos que ya han acontecido. Algunos
pocos ejemplos bastan para ilustrar el tema:
–
El derecho a los alimentos y al agua: la creciente ocurrencia de catastróficas
sequías, inundaciones y temperaturas extremas destruirá
la producción agrícola de la gente y limitará la
disponibilidad de agua limpia y suficiente para las personas.
–
El derecho a la salud: la malnutrición, las oleadas de calor,
el frío extremo y nuevas enfermedades relacionadas con los cambios
ambientales afectarán la salud de las personas y, en muchos casos,
les provocarán la muerte.
–
El derecho a vivir en su propio país: los efectos del clima obligarán
a millones de personas a abandonar su territorio y convertirse en refugiados
climáticos.
–
El derecho a la vida: la frecuencia redoblada de fenómenos climáticos
catastróficos, tales como ciclones, huracanes, tornados e inundaciones,
provocará millones de muertes.
–
El derecho a la paz: las situaciones desesperadas provocadas por el
cambio climático desembocarán en desórdenes, represión
e incluso guerras.
De
los millones de personas cuyos derechos serán violados como resultado
del cambio climático, las más afectadas serán las
que carecen de los recursos necesarios para protegerse contra los fenómenos
climáticos. Si bien la mayoría viven en el Sur, todos
los grupos vulnerables del mundo se verán afectados en forma
desproporcionada.
Sin
embargo, en lugar de cambiar de rumbo para evitar cambios más
graves y el consiguiente sufrimiento humano, los criminales del clima
están proponiendo “soluciones” que atentarán
contra los derechos de aún más personas, y que les permitirán
seguir haciendo negocios– y destruyendo el clima – como
si nada sucediera. Los siguientes ejemplos así lo ilustran:
–
La promoción de agrocombustibles como substitutos de los combustibles
fósiles. Esta “solución” implica acaparar
grandes extensiones de bosques y tierras agrícolas y dedicarlas
a la caña de azúcar, la soja, la palma aceitera, la jatrofa,
el eucalipto y otros cultivos, para producir agrodiésel y etanol
y usarlos como combustibles. Como resultado, se viola una serie de derechos
humanos, tales como el derecho a la alimentación, al agua, a
la salud, a los medicamentos, a la diversidad biológica, al territorio,
a la cultura.
–
La promoción de la energía hidroeléctrica como
substituto de los combustibles fósiles. Este enfoque implica
la construcción de grandes represas hidroeléctricas que
inundan extensas áreas de bosques y tierras agrícolas
y que impactan fuertemente sobre las poblaciones de peces. La gente
del lugar no sólo pierde sus medios de vida, sino que se ve forzada
a emigrar porque sus tierras quedan sumergidas bajo el embalse de la
represa. Se trata de una violación del derecho a la subsistencia
y del derecho a vivir en su propio territorio, así como de muchos
otros derechos básicos.
–
La promoción de reservorios y sumideros de carbono para captar
el dióxido de carbono emitido por los combustibles fósiles.
Esto implica ya sea apoderarse de los bosques de las comunidades locales
– definiéndolos como reservorios de carbono que se necesitan
preservar – o apropiarse de sus tierras para plantar árboles
que actúen como sumideros de carbono. No hace falta decir que
el resultado es la violación de un gran número de derechos
humanos.
Todo
lo dicho da apenas una imagen muy parcial de la amplia gama de violaciones
de derechos humanos resultantes del cambio climático. El panorama
general es mucho peor, y puede volverse aún más dramático
si se permite a los criminales climáticos seguir destruyendo
el clima del planeta. Éste no es un tema que se pueda dejar en
manos de “expertos”, muchos de los cuales han sido y siguen
siendo cómplices de los responsables del crimen.
En
esas circunstancias, las mujeres tienen un papel muy importante a cumplir.
Si bien es cierto que ellas son las más afectadas por el cambio
climático, también es cierto que tienen la capacidad de
ser catalizadoras clave para lograr cambios positivos. Sus conocimientos
y su experiencia son fundamentales tanto para lograr mitigar el cambio
climático como para la adaptación al mismo.
Lo
que está en juego es nada menos que el derecho de ésta
y las próximas generaciones a vivir en un planeta habitable.
Este derecho humano básico, del cual dependen muchos otros, debe
ser impuesto por la sociedad civil organizada – mujeres y hombres
– del mundo entero.
Hay
que volver a poner el clima en manos de los pueblos antes de que sea
demasiado tarde.
Fuente:
Editorial Boletin 149 del WRM
Diciembre 2009