Asombra...
por
Hernán Sorhuet
Uno
de los argumentos que esgrimen los impulsores del uso de cultivos transgénicos
tiene que ver con la protección del ambiente y la economía
de los agricultores. Se afirma que el uso de semillas resistentes a
ciertos plaguicidas de uso muy extendido reducirá el impacto
negativo que esas sustancias químicas provocan sobre los ecosistemas
y le ahorrarán gastos a los campesinos. Sin embargo, en un primer
balance realizado en Lima, en el seno del Seminario Internacional "Globalización,
OMC, Soberanía Alimentaria y Productos Orgánicos",
especialistas como el Dr. David Hathaway de Brasil afirmaron que la
masificación de éstos cultivos en el mercado mundial solamente
está favoreciendo a las multinacionales de agroquímicos
y perjudicando al resto.
Durante
el 2000 se cultivaron nada menos que 32.7 millones de hectáreas
con cultivos transgénicos resistentes al herbicida glyfosato
(Roundup). Con ello se aseguró una fumigación mucho mayor
a lo habitual, utilizando una sustancia que se sabe muy tóxica
para la diversidad biológica, aumentando los problemas ambientales,
sanitarios y la dependencia tecnológica. Son tantas las incertidumbres
científicas, sociales, económicas y culturales que genera
el tema que no se entiende como ha primado en tantos países,
la interesada voluntad de las mega empresas que concentran el monopolio
de los insumos para la agricultura, de inundar el mercado con productos
transgénicos.
EL PAIS, Montevideo, 23/7/01