Los transgénicos
y Wikileaks
Iván Restrepo
Los periódicos
que seleccionó Julian Assagne para divulgar los 250 mil documentos
obtenidos por su portal Wikileaks son apenas parte muy mínima
de los materiales que revelan las prácticas que Estados Unidos
extiende por doquier en defensa de sus intereses y los de sus aliados.
También, de la forma en que muchos gobiernos, empresas, personajes,
buscan el apoyo de la gran potencia. Cada nueva publicación
es una sorpresa, otro dato que ilustra cómo nada parece escapar
a los intereses multinacionales. Y las formas utilizadas por ciertos
gobiernos para unirse a la cadena de complicidades.
Un caso que ilustra
muy bien lo anterior es el de los organismos genéticamente
modificados (OMG). El diario madrileño El País ofreció
recientemente el resumen de algunos documentos entregados por Wikileaks
en los que se muestra cómo el gobierno de España defiende
los intereses de las trasnacionales estadunidenses que dominan el
mercado de los transgénicos (destacadamente Monsanto y Syngenta)
y busca contrarrestar las políticas de la Unión Europea
para condicionar su cultivo.
Uno
de los documentos revela cómo el secretario del Medio Rural
español, Joseph Puxeu (un “convencido de la necesidad
de los transgénicos”), pide en 2009 a la embajada de
Estados Unidos en Madrid mantenga la presión a fin de que la
biotecnología siga como una opción muy importante para
los países que integran la Unión Europea.
Esto sucede cuando Austria, Luxemburgo, Hungría, Grecia y Alemania
habían rechazado las siembras del maíz transgénico
810 de Monsanto, y en Inglaterra crecía la oposición
política y ciudadana a la siembra de transgénicos y
a condicionar la venta de sus cosechas con las advertencias suficientes
al público de que eran OGM. Además muestra de qué
manera se tejen los acuerdos entre países, sacrificando muchas
veces los intereses de cada nación. Por ejemplo, España
(máxima defensora de los transgénicos en Europa y con
la mayor extensión sembrada de maíz genéticamente
modificado de ese continente), apoya el acuerdo impulsado por Francia
de que cada país pueda vetar el cultivo de un transgénico.
Lo hizo a cambio de ser invitada por el presidente Nicolas Sarkozy
al Grupo de los 20.
En uno de los
documentos de la embajada de Estados Unidos en Madrid se asienta el
sentir de las trasnacionales sobre el papel de España como
punta de lanza de los OGM: “Si España cae, el resto de
Europa le seguirá”. Con satisfacción manifiesta
dicha embajada celebra en 2008 el cese de la ministra del medio Ambiente,
Cristina Narbona, pues defiende los cultivos tradicionales y porque
advertía sobre los daños que les ocasionarían
los transgénicos. En cambio eran partidarios las ministras
de Agricultura y de Ciencias. Esta última, Cristina Garmendia,
provenía de la industria de la biotecnología y “puede
ser una aliada” en las discusiones del gabinete de José
Luis Rodríguez Zapatero. Pese a todo, la embajada estadunidense
no oculta el sólido avance del movimiento antitransgénicos
en España y el resto de Europa. Una encuesta reciente citada
por El País muestra que quienes cuestionan los transgénicos
aumenta cada año en Europa y la mayoría de la gente
considera que no benefician y son “inseguros”.
La
oposición francesa a tales productos la explican los funcionarios
estadunidenses con gran simpleza: es fruto de la alianza del presidente
Nicolas Sarkozy con Greenpeace y Amigos de la Tierra a cambio de que
éstas y otras organizaciones se desentiendan de las iniciativas
nucleares galas.
Que el reino de las trasnacionales de las semillas y los alimentos
necesita el apoyo de reinos que no son de este mundo, lo muestran
los documentos que el diario español publica sobre el cabildeo
del embajador estadunidense en el Vaticano, a fin de lograr el apoyo
de la Iglesia católica a los transgénicos, asunto en
el cual no hay en la Santa Sede unanimidad. Tampoco deseo de obligar
a los obispos a convertirse en propagandistas de tales productos.
De todas formas, el embajador seguirá haciendo lobby a fin
de lograr que los OGM sean declarados, imaginamos, dogma de fe.
Entre los miles
de documentos pendientes de publicar por Wikileaks, debe haber algunos
referidos a México y los transgénicos. Las sorpresas
que nos esperan…
Publicado en La Jornada, México, en 18/01/2011.