Los microplásticos, a estudio en Salamanca para conocer la contaminación que hay en los suelos agrícolas y cómo puede afectar a los cultivos

Lucía Santos, investigadora en el IRNASA-CSIC, e impulsora del proyecto ‘Contaminación de microplásticos en suelos agrícolas’
La provincia de Salamanca es una de las más ricas en agricultura, aliciente para ser un campo preciado en investigación. Entre los últimos estudios más innovadores que se están fraguando en tierras charras, concretamente en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), destaca el de ‘Contaminación de microplásticos en suelos agrícolas’, liderado por la investigadora portuguesa Lucía Santos, que lleva desde septiembre de 2024 trabajando en este proyecto, cuando se incorporó al IRNASA gracias a la beca Ramón y Cajal, concedida por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Este estudio según destaca la propia investigadora puede tener un gran impacto en la provincia de Salamanca, con la intención dice de “que sirva para mostrar cómo está la situación de los suelos, pero también para ayudar a buscar soluciones para conseguir mejorar, o en su caso disminuir el impacto de la contaminación si lo hay y también crear soluciones junto con los agricultores para adaptar las prácticas agrícolas, con la intención de disminuir este impacto en el medio ambiente, para mantener una buena salud de los suelos y principalmente para que los cultivos que se produzcan sean seguros para la salud humana”.
«Los microplásticos al ser de un tamaño muy pequeño pueden llevar a ser muy peligrosos”
El objetivo de este estudio es experimentar una línea de contaminación ambiental en la parte agrícola, con microplásticos y su interacción con otros contaminantes orgánicos, como los pesticidas que se tengan que utilizar en los cultivos y también otros tipos de contaminantes, como fármacos, que no se añaden de forma intencionada, pero que pueden contaminar los productos orgánicos que solo se pueden utilizar en la agricultura.
El impacto de este estudio es aún mayor, ya que se trata de un tema que ha venido generando alertas en los últimos años. Respecto a ello, Santos desarrolla que “esta alerta ha ido aumentando hace unos años promovida por la prensa y las redes sociales, porque los microplásticos al ser de un tamaño muy pequeño pueden llevar a ser muy peligrosos”. Advierte también que “en un principio esta alerta se ha enfocado en los entornos marinos, en las fotos con tortugas enganchadas en redes, de pescadores o caballitos marinos. Imágenes que nos impactan mucho al ver estos organismos acuáticos afectados por la presencia de plástico en el mar”. Este ha sido uno de los motivos por los que esta investigadora portuguesa ha decidido sumergirse en este estudio centrado en el suelo y el medio terrestre que “no están tan estudiados”, matiza, con el fin de descubrir cómo podrán impactar la introducción de los microplásticos en los suelos agrícolas y cómo esto a su vez puede afectar a los cultivos y a las dinámicas que hay con otros tipos de contaminantes.

Lucía Santos, investigadora en el IRNASA-CSIC, e impulsora del proyecto ‘Contaminación de microplásticos en suelos agrícolas’
Pese a que la investigación dio comienzo hace cinco meses, todavía no hay demasiados resultados. Las primeras pruebas están centrándose en el laboratorio, donde reconoce que “estoy empezando a estudiar la interacción de los microplásticos con otros tipos de contaminantes como los pesticidas que son añadidos para tener un mejor rendimiento en los cultivos, para tener mejores cosechas, para que puedan sobrevivir a las plagas. Estoy haciendo los primeros experimentos de adsorción y degradación para ver cómo puede ser la presencia de microplásticos, con los pesticidas. Si los pesticidas pueden absorber los microplásticos, o si, por ejemplo, la presencia de microplásticos puede impedir la degradación natural de los pesticidas en el suelo, haciendo que permanezcan ahí más tiempo y que puedan ser tóxicos después, o ver cómo pueden interferir en su movilidad en la columna del suelo porque puede ser que lleguen a las capas más profundas, es decir, que puedan contaminar un agua subterránea. También vamos a trabajar en conjunto y ver cómo la presencia de plásticos en suelos puede ayudar a eliminar mejor los pesticidas o degradarlos más rápido”.
Se recogerán muestras en el campo en la segunda fase del proyecto
Todo lo estudiado hasta ahora en el laboratorio es “en condiciones controladas de laboratorio, para luego en función de los resultados, poder pasar a experimentar en el campo, en condiciones reales, ya teniendo una idea de cómo se comportan los contaminantes”.
Una vez que finalice la etapa de estudios en el laboratorio empezarán a hacer experimentos en el campo, donde según explica Santos tratarán de tomar muestras para ver cómo está la contaminación en los campos agrícolas de Salamanca y ver si hay contaminación, en qué concentraciones y si hay algún problema con la cosecha del cultivo. Por el momento, se desconoce en qué lugares de la provincia se van a recoger las muestras, aunque añade que “también estudiaremos si los microplásticos pueden funcionar como transportadores o como vectores de contaminantes que puedan facilitar el contacto del contaminante con la planta, si puede tener un impacto en el desarrollo de la planta y en la acumulación de contaminantes en las plantas que pueden ser perjudiciales si hablamos de cultivos para consumo humano”.
Hasta dentro de un año o dos no habrá resultados
A mayores, indica que hasta dentro de un año o dos no podrá mostrar los primeros resultados, matizando que “si los controles no se consiguen secular por algún motivo, tenemos que empezar otra vez los experimentos”.
Igualmente, anuncia que lidera este proyecto en solitario con el apoyo de técnicos, aunque se encuentra buscando financiación y solicitando proyectos, ya que la intención es crear un grupo propio, también con alumnos para hacer tesis doctorales o de máster que quieran trabajar en esta temática, considerada, según recalca, como “una línea emergente por la que están comenzando a apostar los institutos”.
En relación con la celebración del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebró este martes, 11 de febrero, donde se destaca la importancia de conseguir la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas para que “contribuyan decisivamente no solo al desarrollo económico del mundo, sino también al progreso respecto de todos los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, Lucia Santos declara que “es importante que se dé oportunidades a las mujeres porque durante muchos años a las investigadoras se les relegó a un segundo plano. Siempre eran los investigadores, los hombres, los que lideraban los proyectos y las mujeres los ayudaban, hacían más el trabajo de laboratorio. Y ahora en los últimos años, se ve un cambio muy grande, se ve que hay más oportunidades para que las mujeres lideren, y para mí es muy importante y es un orgullo poder liderar un proyecto en un área tan novedosa como los microplásticos en el sector agrícola.

Lucía Santos, investigadora en el IRNASA-CSIC, e impulsora del proyecto ‘Contaminación de microplásticos en suelos agrícolas’
Al haberme concedido el Ministerio de Ciencia esta beca Ramón y Cajal, también me alegré mucho de conseguirlo porque son becas muy difíciles, muy competitivas, y con este contrato de cinco años espero conseguir y poder aportar a la ciencia y aquí en el IRNASA mi pequeña contribución a implementar esta nueva línea de investigación que aporte nuevos conocimientos al sector agrícola, así como en los demás contaminantes y otras áreas de trabajo del centro. Y por supuesto, para mí como mujer, es importante tener estas oportunidades y poder pasar el mensaje a la siguiente generación de que sí es posible y de que las mujeres en la ciencia también puedan dejar su huella igual que los hombres, porque todos somos iguales”.
Como consejo para las futuras generaciones investigadoras añade que “es muy duro, muchos años de dedicación. Los experimentos a veces no salen bien y hay que persistir, si te gusta la ciencia y eres apasionada tiene que haber mucha perseverancia, siempre hay que insistir, pero no desistir porque no es una carrera fácil, hacemos nuevas investigaciones y buscamos soluciones y desafíos, y hay que tener claro que muchas veces hay experimentos que no nos salen bien y hay que repetirlos”.
Finalmente, Lucía Santos lleva trabajando ocho años en España, desde 2016 hasta 2018 en el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) en Girona. Realizó el doctorado en contaminación ambiental para fármacos en Portugal, en la Universidad de Oporto, donde ya trabajaba con contaminación ambiental, con la intención de ver las rutas, las entradas, los movimientos, su contaminación en diferentes compartimentos ambientales y un poco de su acumulación en organismos acuáticos como peces, mejillones etc. Después de terminar el doctorado estuvo tres años en Portugal, trabajando como investigadora postdoctoral en el Instituto, también en el tema de fármacos, después ya en Girona aparecieron los microplásticos y la posibilidad de empezar a trabajar con ellos.
Verónica Tapia
Febrero 2025