¿Nacemos contaminados? Los químicos y microplásticos alteran la salud de los humanos desde el embarazo

Los investigadores advierten de los efectos en la salud pública de los disruptores endocrinos. Henar de Pedro

Los microplásticos y sustancias químicas están presentes ya en casi cualquier lugar. Envases, alimentos, fármacos, cosméticos, ropa, pintura y hasta en el polvo, la tierra y el aire. Los científicos llevan tiempo advirtiendo de esta contaminación generalizada que, según los estudios, habría pasado también al cuerpo de los animales… y de los humanos. Los denominados disruptores endocrinos generan consecuencias en la salud que, en el caso de los fetos, son para toda la vida. La cantidad de químicos que desprenden los envases, por ejemplo, es pequeña, pero los efectos biológicos que producen a nivel hormonal son muy grandes y el impacto es especialmente grave en embarazos, ya que afectan a todo el proceso de desarrollo del bebé.

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) advirtió sobre esta problemática en su último congreso, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, donde incidió en la necesidad de reducir la exposición a esos disruptores endocrinos «para proteger nuestra salud y la de las generaciones futuras». Este fue, de hecho, el tema principal de una de las mesas redondas organizadas, en la que participó Maricel Maffini, una científica experta internacional en seguridad química y salud ambiental, especializada en cáncer y disrupción endocrina. 

«Estamos desfavoreciendo a los futuros niños, a toda una generación que va a tener menos funciones», cuenta la investigadora estadounidense en una entrevista para 20minutos. Según detalla, hay ya varios estudios que han hallado partículas de microplásticos en órganos de cadáveres e incluso en placentas de mujeres que han dado a luz. Se han llegado a detectar hasta 40 químicos industriales en la sangre del cordón umbilical. «El hecho es que no sabemos bien realmente cómo entran, qué hacen, si se quedan en un órgano o se desplazan… Así que todavía queda mucho por averiguar», añade.

Los microplásticos inhalados inhabilitan a las células del sistema inmunitario pulmonar y elevan el riesgo de cáncer

Los microplásticos y sustancias químicas están presentes ya en casi cualquier lugar. Envases, alimentos, fármacos, cosméticos, ropa, pintura y hasta en el polvo, la tierra y el aire. Los científicos llevan tiempo advirtiendo de esta contaminación generalizada que, según los estudios, habría pasado también al cuerpo de los animales… y de los humanos. Los denominados disruptores endocrinos generan consecuencias en la salud que, en el caso de los fetos, son para toda la vida. La cantidad de químicos que desprenden los envases, por ejemplo, es pequeña, pero los efectos biológicos que producen a nivel hormonal son muy grandes y el impacto es especialmente grave en embarazos, ya que afectan a todo el proceso de desarrollo del bebé.

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) advirtió sobre esta problemática en su último congreso, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, donde incidió en la necesidad de reducir la exposición a esos disruptores endocrinos «para proteger nuestra salud y la de las generaciones futuras». Este fue, de hecho, el tema principal de una de las mesas redondas organizadas, en la que participó Maricel Maffini, una científica experta internacional en seguridad química y salud ambiental, especializada en cáncer y disrupción endocrina. 

«Estamos desfavoreciendo a los futuros niños, a toda una generación que va a tener menos funciones», cuenta la investigadora estadounidense en una entrevista para 20minutos. Según detalla, hay ya varios estudios que han hallado partículas de microplásticos en órganos de cadáveres e incluso en placentas de mujeres que han dado a luz. Se han llegado a detectar hasta 40 químicos industriales en la sangre del cordón umbilical. «El hecho es que no sabemos bien realmente cómo entran, qué hacen, si se quedan en un órgano o se desplazan… Así que todavía queda mucho por averiguar», añade. 

Los microplásticos inhalados inhabilitan a las células del sistema inmunitario pulmonar y elevan el riesgo de cáncer

Lo que sí se sabe es que los más de 2.000 disruptores endocrinos que existen —ftalatos, parabenos, pesticidas, etc.— pueden imitar, bloquear o alterar las funciones de hormonas naturalescausando efectos adversos en la salud, que van desde problemas reproductivos a alteraciones metabólicas (como obesidad diabetes tipo 2), neurológicas, e incluso ciertos tipos de cáncer (como mama, próstata o testículos). «Los niños tienen ahora diabetes tipo 2, que en verdad es una enfermedad de adulto. Y eso al final es una cadena, porque posiblemente pueda tener otras implicaciones, como el hígado graso», señala Maffini.

El problema se agrava en casos de embarazos, ya que durante la gestación se producen los nuevos sistemas, se forman los órganos, las conexiones neuronales y las células, que inevitablemente acaban viéndose afectados por esos disruptores neuronales. «Si algo le pasa al cerebro mientras se están generando las conexiones neuronales, no se puede volver atrás», indica. Cuenta la experta que ya son varias las investigaciones que advierten de los efectos a largo plazo que tiene esa exposición durante el embarazo, ya no solo a la hora de contraer enfermedades crónicas, sino que también influyen en el propio desarrollo cerebral y conductual de los menores de edad, provocando alteraciones en el procesamiento cognitivo de niños cuyas madres estuvieron expuestas durante el embarazo.

Elena Omedes

Fuente: 20 minutos

Junio 2025